domingo, 30 de junio de 2013

HISTORIA DEL ARTE. PARTE I


1. EL ARTE DE EGIPTO
1.1. La arquitectura en Egipto
Introducción histórica-cultural:

            La civilización egipcia se desarrolló a lo largo del valle del río Nilo. Las primeras culturas que habitaron la zona quedaron distribuidas en torno al Bajo Egipto (a lo largo del río) y al Alto Egipto (alrededor del Delta), territorios donde apareció la escritura jeroglífica. Ambos se unieron en una sola dinastía en el año 3000 a. C. Entre las distintas etapas políticas destaca el Imperio Antiguo (2654-2130 a. C.), el Imperio Medio (2040-1777 a. C.) y el Imperio Nuevo (1554-664 a. C.).

            La sociedad egipcia estaba muy jerarquizada. En un primer lugar se situaba el faraón, líder político considerado como un dios viviente, alrededor del cual estaban los grupos privilegiados (nobles, sacerdotes y escribas). El resto de la sociedad estaba sometida, y se componía de campesinos, artesanos y, por debajo de todos, esclavos. La base de la economía egipcia era la agricultura, favorecida por las crecidas del Nilo. Para el trabajo en el campo, contaban ya con la fuerza animal y con el arado. Otras actividades de importancia eran la artesanía y el comercio.

          La cultura egipcia impulsó la astronomía, el cálculo matemático y la medicina. Para el egipcio, el hombre se dividía en tres componentes: cuerpo, alma y espíritu. Con la muerte, estos elementos se separaban, quedando el alma errante y el espíritu en el firmamento, donde es juzgado por Osiris. Si el juicio era favorable, el espíritu y el alma se unían para introducirse en el cuerpo, que resucitaba y emprendía un viaje hacia su destino eterno. Así, con la idea de cuidar el cuerpo hasta la llegada del alma, surgió la momificación o embalsamiento, y la construcción de un lugar perdurable donde guardar los bienes del difunto.

Características generales de la arquitectura egipcia:

·         La monumentalidad y el colosalismo de las construcciones.

·         La edificación de monumentos a una escala divina, no humana.

·         Es una arquitectura arquitrabada o adintelada, que da a sus edificios apariencia de horizontalidad.

·         Destaca la piedra como material más empleado.

·         La función de la arquitectura es predominantemente religiosa.

·         Destacan dos grandes grupos arquitectónicos: la arquitectura funeraria y los templos.

            La arquitectura funeraria se vio muy impulsada por el culto a los muertos. Los enterramientos del faraón, de su familia y de algunos nobles se llevaban a cabo en construcciones complejas. Así, a lo largo de la historia de Egipto, se dieron diferentes tipologías de tumbas, entre las que destacan la mastaba, la pirámide y el hipogeo.

            En cuanto a los templos, podemos decir que los más característicos fueron construidos durante el Imperio Nuevo (dinastías XVII a XXV). Surgieron así los dos principales modelos: el de los grandes templos y el de los “speos”.

Etapas, evolución y obras más representativas:

            Arquitectura funeraria: Durante el Imperio Antiguo, el primer tipo de gran tumba fue la mastaba (pirámide truncada), hecha en piedra y rellena de ripio. Sus espacios interiores huecos se dividían en tres partes: una capilla funeraria, dedicada al difunto; una pequeña cámara llamada “serdab”, donde se ubicaba una estatua a tamaño real del muerto; y una cámara funeraria en la que se depositaban el sarcófago y el ajuar del difunto. A partir de la III dinastía, surgió la superposición de mastabas, que dio por resultado la formación de una pirámide escalonada, destacando la pirámide escalonada del faraón Zoser, construida por Imhotep.

            En la IV dinastía apareció la pirámide clásica, concebida por los arquitectos como un símbolo de la ascensión hacia el firmamento. Las partes de la pirámide son: el “serdab”, que se encuentra en el centro, cobijado por un triángulo de descarga; la capilla funeraria, a la que nos conducen unos corredores; y la cámara funeraria, a la que se llega por una rampa descendente y que se sitúa bajo la construcción. Todas las galerías quedaban selladas y compactadas una vez que la momia y su ajuar eran depositados. En la base de las grandes pirámides se construían templos. Sobresalieron las pirámides de Keops, Kefrén (junto a la cual se sitúa la Gran Esfinge de Guiza) y Micerino.

            Durante el Imperio Medio comenzó a utilizarse otro tipo de tumba: el hipogeo, una construcción excavada que ocultaba el enterramiento al exterior. Sus partes eran: una capilla funeraria a la que se llegaba por un corredor; un “serdab”; y una cámara sepulcral. En el Imperio Nuevo, el hipogeo continuó siendo el tipo de tumba más característico, si bien, para mayor protección, se comienzan a realizar en el Valle de los Reyes, a orillas del Nilo.

            Los templos: Destacan los templos edificados en el Imperio Nuevo, que podían ser de dos tipos: los grandes templos y los “speos”. Los grandes templos presentaban estas características: estaban realizados con sillares de piedra; los muros tenían forma de talud (están inclinados); las cubiertas eran arquitrabadas; y el elemento esencial sustentante era la columna, que podía ser lotiforme (forma de flor de loto), palmiforme (forma de palmera) y papiriforme (forma de papiro), destacando también la columna hathórica, cuyo capitel reproducía la cabeza de la diosa Hathor (divinidad de la fecundidad). Las principales partes del templo eran seis: la avenida de las esfinges; la explanada de los obeliscos; los pilonos, dos muros trapezoidales que enmarcaban la puerta; la sala hípetra, conformada como un gran patio rodeado de columnas; la sala hipóstila, lugar de rituales; y el santuario, pequeña cámara reservada al faraón. Entre estos grandes templos destacan los de Karnak, Luxor, Filae y Edfú.

            Por otro lado estaban los “speos” que, erigidos en recuerdo de faraones difuntos y dedicados a su culto, tuvieron un exclusivo carácter funerario, sin ser lugar de enterramiento. Estaban compuestos por: una fachada, esculpida en la roca de los acantilados; un interior, en el que se profundizaba en sentido horizontal; y tres salas decrecientes en altura, tamaño e iluminación. Sobresalieron el “speo” de Ramsés II en Abu Simbel y el “speo” de la reina Hatshepsut.

1.2. La escultura en Egipto

Introducción histórica-cultural:

            La civilización egipcia se desarrolló a lo largo del valle del río Nilo. Las primeras culturas que habitaron la zona quedaron distribuidas en torno al Bajo Egipto (a lo largo del río) y al Alto Egipto (alrededor del Delta), territorios donde apareció la escritura jeroglífica. Ambos se unieron en una sola dinastía en el año 3000 a. C. Entre las distintas etapas políticas destaca el Imperio Antiguo (2654-2130 a. C.), el Imperio Medio (2040-1777 a. C.) y el Imperio Nuevo (1554-664 a. C.).

            La sociedad egipcia estaba muy jerarquizada. En un primer lugar se situaba el faraón, líder político considerado como un dios viviente, alrededor del cual estaban los grupos privilegiados (nobles, sacerdotes y escribas). El resto de la sociedad estaba sometida, y se componía de campesinos, artesanos y, por debajo de todos, esclavos. La base de la economía egipcia era la agricultura, favorecida por las crecidas del Nilo. Para el trabajo en el campo, contaban ya con la fuerza animal y con el arado. Otras actividades de importancia eran la artesanía y el comercio.

            La cultura egipcia impulsó la astronomía, el cálculo matemático y la medicina. Para el egipcio, el hombre se dividía en tres componentes: cuerpo, alma y espíritu. Con la muerte, estos elementos se separaban, quedando el alma errante y el espíritu en el firmamento, donde es juzgado por Osiris. Si el juicio era favorable, el espíritu y el alma se unían para introducirse en el cuerpo, que resucitaba y emprendía un viaje hacia su destino eterno. Así, con la idea de cuidar el cuerpo hasta la llegada del alma, surgió la momificación o embalsamiento, y la construcción de un lugar perdurable donde guardar los bienes del difunto.

Características generales de la escultura egipcia:

·         Las esculturas buscan un canon ideal del cuerpo humano a través de la proporción.

·         Existían dos formas de representar los cuerpos: figuras sentadas y figuras de pie (llevaban los brazos pegados al cuerpo y la pierna izquierda avanzada).

·         Existía una marcada frontalidad, ya que las obras se observaban de frente.

·         Se produce una idealización de los rostros.

·         Las esculturas tienen una función religiosa: son como el soporte material del Ka (el alma-espíritu).

·         Se relaciona la escultura de una persona con el poder, el rango o la función social que esta desempeña.

·         La jerarquización se muestra también a través del tamaño de la figura: a más grande, más importante es la persona representada.

·         Se utilizan materiales duraderos (como el granito o el basalto) y la policromía (se pintan las esculturas).

            Las esculturas egipcias se realizaban para representar al faraón, simbolizando su poder y, a la vez, remarcando la divinidad que este representaba. Así, sus efigies merecían respeto, veneración y culto. La tipología de la escultura egipcia evolucionó a lo largo de los tres grandes periodos de las historia de Egipto.

Etapas y evolución:

·         En el Imperio Antiguo destacaron las siguientes representaciones del monarca:

Ø  Rey-trono. El faraón se tallaba en el mismo bloque que el trono, simbolizando la unión inseparable entre el rey y su soberanía.

Ø  En pareja con su esposa, o en tríada con divinidades.

·         En el Imperio Medio, la iconografía del faraón se solemnizó, exaltándose su poder.

·         En el Imperio Nuevo, las representaciones del faraón cobran un carácter más delicado y elegante. Las figuras se alargan y se flexibilizan. Así, surgen tres nuevas iconografías:

Ø  La estatua cubo. Se representa al monarca en postura acuclillada, con los brazos rodeando las rodillas.

Ø  El faraón como jefe supremo del ejército. El monarca lleva una vestimenta de combate.

Ø  El monarca oferente, arrodillado, rindiendo tributo a la divinidad.

En el Imperio Nuevo, merece especial mención la escultura realizada en los talleres de Amarna durante el reinado de Amenofis IV. Dicha escultura se caracterizaba por: la búsqueda de lo naturalista y realista; la intención de captar la belleza o la fealdad; y la realización de numerosos retratos de la familia imperial de Amenofis IV.

Obras más representativas:

            Entre las esculturas realizadas en el Imperio Antiguo destacan: la escultura rey-trono de Zoser y la Tríada de Micerino.

            Del Imperio Medio cabe destacar: la estatua sedente de Mentuhotep II y la cabeza del faraón Sesostris III.

            Finalmente, entre las obras escultóricas del Imperio Nuevo sobresalen: la estatua cubo de Senenmut, la estatua de Amenofis III arrodillado, el Busto de la reina Nefertiti y el Akenatón.

1.3. La pintura en Egipto

            En la pintura egipcia destaca la ley de la frontalidad, que lleva a representar lo más característico del objeto o la figura. Así, podemos destacar las siguientes características:

·         De la figura humana se representaba el rostro de perfil, el ojo y el torso de frente, y las extremidades otra vez de perfil.

·         La temática de estas representaciones giraba en torno a la religión, a la vida palaciega y a la vida cotidiana.

·         También son de mencionar las incisiones en relieve con escritura egipcia, los llamados jeroglíficos. Estos se pueden traducir gracias a la Piedra Rosetta (hallada en 1799).

2. EL ARTE DE LA GRECIA ANTIGUA

2.1. La arquitectura en la Grecia Antigua
Introducción histórica-cultural:

            La civilización griega se desarrolló principalmente en la Península Balcánica y en la costa de Asia Menor, extendiéndose posteriormente por el Mediterráneo. Fueron dos las civilizaciones precursoras de la cultura griega: la cretense (3000-1450 a. C.) y la micénica (1450-1200 a. C). En el siglo VIII a. C. comenzó la época arcaica griega, en la que aparecieron las polis o ciudades estado. Posteriormente llegó la época clásica y posclásica (s. V-338 a. C.), donde destacaron personajes como Solón, Pericles, Sófocles, Esquilo, Hipócrates, Sócrates o Platón. Con la conquista macedónica por parte de Filipo II (338 a. C.) y la expansión de Alejandro Magno, comenzó el periodo alejandrino o helenístico, en el que destacaron Aristóteles y Arquímedes.

            La política en Grecia se caracterizó por: la aparición de la polis, en la que el ciudadano tiene todos los derechos y el hombre es la medida de todas las cosas; y el surgimiento de la democracia. La economía de las polis se basaba en la agricultura, la ganadería y el comercio. Los ciudadanos eran hombres libres que se autogobernaban, pero el poder terminó recayendo en las familias más poderosas, surgiendo clanes aristocráticos. Culturalmente, en Grecia surgieron dos cosas de gran interés: la filosofía, una forma de entender la realidad basada en la razón y no exclusivamente en los mitos; y la religión antropomórfica (fueron los primeros en tener divinidades con forma humanas).

Características generales de la arquitectura griega:

·         La arquitectura es la base del arte de este periodo.

·         La mayor parte de la pintura y la escultura se realizan en construcciones arquitectónicas.

·         La arquitectura evoluciona pero sus características se definen desde muy pronto.

·         Son construcciones adinteladas o arquitrabadas.

·         La arquitectura es monumental, pero, al contrario de la egipcia, no es colosal.

·         Los materiales son el adobe y la madera primeramente, y luego la piedra (destaca el mármol).

·         Es una arquitectura equilibrada, en la que se busca la armonía, la perfección y la belleza.

            Entre los órdenes arquitectónicos griegos, que son los principios o normas que rigen la relación entre el soporte (columna) y los elementos sustentados (entablamento), destacan:

·         El dórico. Las construcciones son robustas y geométricas. La columna tiene un fuste con arista viva, carece de basa y el capitel está formado por collarino, equino y ábaco cuadrado. El friso está formado por los triglifos (con tres bandas) y las metopas (con relieves).

·         El jónico. Proviene de Asia Menor. Las columnas son más ornamentales, delgadas y esbeltas. Tiene basa, y el capitel está formado por volutas que enmarcan el equino y por un ábaco más fino que el anterior. El entablamento presenta un arquitrabe dividido en tres platabandas y un friso corrido y sin decoración. El fuste es acanalado, ya que los ángulos no tienen aristas.

·         El corintio. Es el más tardío. Se caracteriza por un capitel en dos cuerpos: uno inferior con doble fila de hojas de acanto y otro superior con un ábaco curvo y fino. Los caulículos son cuatro y están en las esquinas. El entablamento sigue el orden jónico.

Etapas y evolución:

            Época cretense y micénica: En la arquitectura cretense destaca el palacio y la aparición del capitel en las columnas. En la civilización micénica encontramos dos tipos de arquitectura: la defensiva y la funeraria. Dentro de la defensiva destacan las ciudades fortaleza y en la arquitectura funeraria destacaron las tumbas, formadas por un corredor que llevaba a una estancia circular cubierta con una falsa cúpula. Otra invención fue el megarón, vivienda habitual que constituyó el origen del templo griego.

            Grecia clásica: Destacan tres tipos de construcciones: santuarios, templos y edificios civiles. El santuario era un lugar sagrado con finalidad tanto religiosa como sociocultural (en el santuario de Olimpia, en 776 a. C., se comenzaron a realizar competiciones de diversos tipos), en la que se edificaban tres tipos de construcciones: construcciones religiosas (templos), edificios para competiciones atléticas y construcciones para espectáculos, destacando el teatro (se dividía en graderío o Theatron, Orchestra, Proskenion y Skene). El templo griego podía formar parte del santuario y alojaba la estatua de un dios. Podía tener hasta tres partes: pronaos (vestíbulo consistente en una prolongación de los muros rematados con pilastras o antas), cella (cámara central rectangular con tres naves en la que se aloja la estatua del dios) y opistódomos (cámara situada en la parte posterior del templo, sin acceso directo a la cella, que sólo existe en los templos grandes y donde se guardaban los objetos de culto y tesoros). El arquitecto centraba su esfuerzo en la parte exterior del templo, ya que los cultos eran allí. Por último, destacan también los siguientes edificios civiles: las “stoas” (extensas galerías cubiertas), el ágora (plaza), los pritaneos o asambleas (edificios para uso político formados por una presidencia y un graderío) y las casas (construcciones cuadrangulares con patio).

            Grecia posclásica y helenística: El estilo de la Grecia posclásica se impuso sobre todo en la segunda mitad del siglo IV a. C., y tuvo su origen en la unión entre Oriente y Occidente conseguida por Alejandro Magno. Destacan estas construcciones: los monumentos al triunfador olímpico, los “tholos” y las construcciones monumentales. Posteriormente, entre los siglos III y I a. C., se dio la arquitectura helenística, en la que las construcciones son más complejas, tienen más elementos decorativos y emplean el estilo corintio. Destacan los altares hípetros (sin techo).

Obras y autores más representativos:

            De la arquitectura cretense destacan los palacios de Cnosos, Faistos y Hagia-Triada. En la época micénica destacan la Puerta de los Leones y la Tumba de Atreo. En la Grecia clásica destacan los santuarios de Atenea en Atenas, de Apolo en Delfos, y de Zeus en Olimpia. Dentro del santuario de Atenea destacan estos templos: el Partenón (de Ictino y Calícrates), el Templo de Erecteión (se sostiene sobre cuatro cariátides, columnas en forma de mujer, construidas por Filocles) y el Templete de Atenea Niké (de Mnesicles). Otros templos son el Templo de Apolo en Corinto, el Templo de Poseidón en Paestum, el Templo de Zeus Olímpico y el Templo de Segesta. Sobresale también el teatro de Epidauro (de Polícleto el Joven). De la época posclásica destaca la linterna de Lisícrates, los “tholos” de Delfos, Olimpia y Epidauro, y el mausoleo de Halicarnaso. En el periodo helenístico sobresale el altar de Pérgamo y el faro de Alejandría.

2.2. La escultura en la Grecia Antigua

Introducción histórica-cultural:

            La civilización griega se desarrolló principalmente en la Península Balcánica y en la costa de Asia Menor, extendiéndose posteriormente por el Mediterráneo. Fueron dos las civilizaciones precursoras de la cultura griega: la cretense (3000-1450 a. C.) y la micénica (1450-1200 a. C). En el siglo VIII a. C. comenzó la época arcaica griega, en la que aparecieron las polis o ciudades estado. Posteriormente llegó la época clásica y posclásica (s. V-338 a. C.), donde destacaron personajes como Solón, Pericles, Sófocles, Esquilo, Hipócrates, Sócrates o Platón. Con la conquista macedónica por parte de Filipo II (338 a. C.) y la expansión de Alejandro Magno, comenzó el periodo alejandrino o helenístico, en el que destacaron Aristóteles y Arquímedes.

            La política en Grecia se caracterizó por: la aparición de la polis, en la que el ciudadano tiene todos los derechos y el hombre es la medida de todas las cosas; y el surgimiento de la democracia. La economía de las polis se basaba en la agricultura, la ganadería y el comercio. Los ciudadanos eran hombres libres que se autogobernaban, pero el poder terminó recayendo en las familias más poderosas, surgiendo clanes aristocráticos. Culturalmente, en Grecia surgieron dos cosas de gran interés: la filosofía, una forma de entender la realidad basada en la razón y no exclusivamente en los mitos; y la religión antropomórfica (fueron los primeros en tener divinidades con forma humana).

Características generales de la escultura griega:

·         Absoluta primacía del cuerpo humano, que es esculpido en toda su plenitud.

·         En Grecia se produce un dominio del material, tanto del mármol como del bronce (utilizaban moldes de cera perdida), y trabajaban diferentes técnicas, como el bulto redondo o el relieve.

·         Estudiaban las leyes de la proporción a través del canon, es decir, buscaban la armonía de las proporciones de las diversas partes del cuerpo a partir de fórmulas matemáticas. El módulo suele ser la cabeza y se pretende elaborar un prototipo ideal de cuerpo humano.

·         La belleza ideal viene plasmada en el llamado perfil clásico, según el cual los arcos superciliares se unen para que ningún elemento sobresalga del rostro.

·         El cuerpo masculino siempre va desnudo y el femenino vestido o semidesnudo.

·         La expresión de los rostros nunca denota sentimientos extremos. Sin embargo, a partir de la obra de Skopas y del periodo helénico, los escultores introducen en la plástica el dolor, el pathos (sufrimiento) y la expresividad.

Etapas y evolución:

            De la escultura cretense podemos destacar pequeñas estatuillas de marfil, bronce o arcilla que portan serpientes.

            Periodo arcaico (siglos VIII-VI a. C.): Durante esta época, aparecen esculturas hieráticas, con una composición rígida y con los brazos pegados al cuerpo. Destaca la utilización de la piedra, en la que se buscaba captar la anatomía masculina, considerando al hombre como ideal de belleza. Las representaciones femeninas se caracterizaban por: una anatomía esquematizada, ojos almendrados, sonrisa arcaica y poco rigor en la plasmación de las vestiduras. Se realizaban grupos escultóricos formados por figuras humanas y animales. Se representaba el movimiento, adquiriendo así la escultura un mayor realismo. Destacan dos tipos de estatuas: el kurós (estatua en la que se capta el cuerpo de un atleta masculino de pie, con los brazos pegados al cuerpo, pierna avanzada y mirada al frente en gesto inexpresivo) y la koré (estatua femenina vestida, con un brazo pegado al cuerpo sujetándose el vestido y con el otro brazo extendido ofreciendo algo a la divinidad).

            Transición al periodo clásico y periodo clásico (siglo V a. C.): durante la transición al periodo clásico se producen estos cambios: el abandono de la sonrisa arcaica por rostros serios y sin expresividad; la expresión plástica y el movimiento son más naturalistas; y la forma de tratar la piel es más delicada. Durante el periodo clásico, el ideal de belleza se centró en el canon, la anatomía corporal y la representación de una cabeza redondeada con facciones idealizadas y simétricas. Destacan dos etapas: el primer clasicismo o periodo severo (destacan Mirón y Policleto), y el gran clasicismo (destaca Fidias).

            Periodo posclásico (siglo IV a. C.) y helenístico (siglos III-I a. C.): En el periodo posclásico se da un gran giro, ya que comienza a buscarse la belleza y la perfección a través de lo diverso y de lo expresivo. El resultado fue una escultura personalista en la que se expresan los sentimientos. Así, nació la plasmación del sentimiento humano. Las causas de este cambio fueron dos: la aplicación de la teoría socrática, que sostenía que había que captar al hombre con su “ethos” (carácter moral) y con su “pathos” (pasiones); y la influencia de los retratos de Alejandro Magno, en los que se le representaba de forma realista y no simbólica. Por otro lado, la escultura helenística tiende a copiar los estilos anteriores, por lo que el avance en este periodo no fue en la técnica sino en la temática. Así, se introduce: la infancia (esculturas naturalistas de niños), la violencia (se representan peleas, combates o competiciones), la fealdad, el exotismo y el erotismo. Por último, decir que la muerte de Alejandro Magno provocó una fragmentación del estilo griego: por un lado se siguieron los principios clásicos y por otro se acentuó el dinamismo.

Obras y autores más representativos:

            Del periodo arcaico destacan: “Kleobis y Biton”, la “Koré del peplo” y la “Dama de Auxerre”.

            De la transición al clasicismo son destacadas las esculturas del “Auriga de Delfos”, el “Poseidón” y el “Efebo de Kritios”. En el periodo clásico destacaron tres autores: Mirón (broncista cuyo objetivo era plasmar el cuerpo del ser humano en movimiento y del que destaca el “Discóbolo”), Policleto (excelente broncista y teórico de la escultura que escribió una obra titulada “Canon” y entre cuyas esculturas destaca el “Doríforo”, el “Diadúmeno” y la “Amazona”) y Fidias (también excelente broncista y teórico de la escultura, cuyas obras reflejan el idealismo y la perfección técnica y que destaca por la “técnica de los paños mojados”, con la que consigue un especial tratamiento de los pliegues y una sensación de transparencia), que sobresale por la decoración escultórica del Partenón (utiliza frontones con esculturas de bulto redondo, altorrelieves en las metopas con temas de héroes y bajorrelieves en el friso de las Panateneas), la “Atenea Promachos” (defensora) y “Atenea Parthenos” (triunfante).

            En la etapa posclásica destacan otros tres autores: Skopas (creó una escuela denominada “moral”, supo captar las figuras con una expresión de melancolía y sufrimiento, y destaca por la “Cabeza de Meleagro”), Praxíteles (buscó la expresividad de la gracia juvenil en las sonrisas levemente idealizadas y en la ligera curvatura de los cuerpos, la curva praxiteliana, por lo que sus obras eran sensuales y hedonistas, y entre ellas destacó “Hermes con Dionisos niño”, la “Venus de Cnido” y el “Apolo Sauroctono”) y Lisipo (aplicó el “Canon” de Policleto, maestro suyo, dándole esbeltez, añadió a sus obras rasgos propios de Alejandro Magno, y destacó por “Apoxiomenos” y “Hércules Farnesio”). De la etapa helenística destacan obras como: “Venus de Milo”, “Victoria de Samotracia”, “Laocoonte y sus hijos”, altar de Zeus en Pérgamo y “Toro Farnesio”.

2.3. La cerámica y la pintura en la Grecia Antigua

            Cerámica: En Grecia, la función de la cerámica era doble: la práctica y la decorativa. En la época oscura las piezas se pintaban con motivos geométricos. En la época arcaica se crearon la formas fundamentales que se repiten en el periodo clásico, posclásico y helenístico: el ánfora (guardar alimentos), el cántaro (beber vino en los banquetes), la crátera (mezclar el vino y el agua), la hidra (destinada al agua) y el píxime (para los perfumes). Para la decoración en la etapa arcaica, se utilizaban motivos geométricos en franjas blancas sobre fondo negro, aunque surgió la figuración animal y humana, siendo sus temas principales de carácter funerario. La decoración más característica surgió en Atenas en el siglo VI a. C., con dos corrientes: la escuela de las figuras negras (figuras negras sobre fondos rojizos) y la escuela de las figuras rojas (figuras rojas sobre fondos negros). La temática de las pinturas en la cerámica podía ser: sobre dioses y héroes, sobre el deporte y la cultura, o sobre la vida cotidiana. En la época clásica se dio una nueva corriente, que utilizaba colores sobre fondos blancos. En los periodos posclásico y helenístico destacó la decoración con figuras rojas sobre fondos blancos.

            Pintura: De la pintura griega, que se realizaba tanto mural como de caballete, nos han llegado tan solo documentos de la época en los que se citan abundantes obras y autores. Por estos textos, se conocen a cuatro grandes pintores del siglo V a. C.: Polignoto, Parmenios, Apolodoro y Zeuxis; y dos de gran fama del siglo IV a. C.: Apeles y Filoxenos de Eretria.

3. EL ARTE DE ROMA

3.1. La arquitectura en Roma

Introducción histórica-cultural:

            Entre los siglos VIII y VII a. C., la Península Itálica estaba habitada por diversos pueblos: los etruscos, los griegos y los latinos. Estos últimos instauraron una monarquía apoyada en el Senado. En 509 a. C., finalizó la monarquía, dando paso a una  República aristocrática, que duró hasta el año 27 a. C. Esta tenía diversas instituciones (los comicios, los magistrados y el Senado), y se enfrentó a los cartagineses (Guerras Púnicas) y a los griegos. Sin embargo, las desigualdades llevaron a guerras civiles, con lo que los generales Pompeyo, Craso y César formaron un triunvirato. En 48 a. C., César se hizo con el poder proclamándose dictador perpetuo y, en 44 a. C., fue asesinado. Así, entre 43 y 38 a. C., Octavio, Marco Antonio y Lépido formaron el segundo triunvirato. En 36 a. C., Octavio le quitó las territorios a Lépido y, en 31 a. C., Marco Antonio y Cleopatra fueron derrotados en la batalla de Accio. En 27 a. C., Octavio dio paso al Imperio, que se dividió en dos etapas: la paz romana (27 a. C.-196) y la crisis (196-476).

            La sociedad romana estaba muy jerarquizada, dividiéndose los hombres en: patricios (privilegiados, con tierras y plenos derechos políticos), plebeyos (personas libres, sin derechos, que se dedicaban a la agricultura, la artesanía y el comercio) y esclavos (eran propiedad de su dueño y, al ser liberados, se convertían en libertos). El legado de Roma fue inmenso (el derecho romano, la lengua latina, las obras públicas, la cultura o la transmisión de la cultura griega). Entre los siglo III y I a. C., los romanos conquistaron la Península Ibérica y romanizaron a los pueblos prerromanos.

Características generales de la arquitectura romana:

·         Tiene una íntima conexión con el arte etrusco y griego.

·         Debido a la gran expansión del Imperio, influyó mucho en la arquitectura occidental.

·         El sentido práctico del pueblo romano fue aplicado a la arquitectura.

·         Se introdujeron novedosos métodos constructivos.

·         Era una arquitectura de carácter monumental, perdiéndose la idea griega de proporción.

·         Los materiales utilizados son diversos: la madera (en cubiertas y casas), el ladrillo (tenía dos variantes: “later crudus”, arcilla secada al sol, y “later coctus”, cocido al horno), la piedra (principalmente en tres formas: “opus incertum”, “opus reticulatum” y “opus cuadratum”, introduciéndose el mármol en la época de Augusto) y el hormigón (“structura caementicia”, que era una mezcla de cal, arena y roca volcánica).

·         Como soporte se utilizó la columna, que fue de orden dórico, jónico, corintio, toscano (fuste liso y collarino separado del equino), compuesto (mezcla de jónico y corintio) y rústico (con fuertes pilastras). Destacó también la superposición de órdenes en las grandes construcciones.

·         En Roma destacaron varios tipos de cubiertas: arquitrabadas (vigas de madera, cubriéndose el edificio con una techumbre a dos aguas), sistema abovedado (se utilizaba el hormigón y el sistema alveolar para no hundir el techo, destacando la bóveda de cañón, consistente en una prolongación del arco de medio punto) y cúpulas de media naranja (se colocaba hormigón sobre una estructura de madera llamada cimba y se rebajaba el peso interior con casetones).

Etapas y evolución:

            En el mundo romano, la ciudad era el centro neurálgico. El tipo de urbanismo empleado fue heredado de los etruscos y consistía en una superficie rectangular atravesada por dos grandes calles: el cardo (de norte a sur) y el decumano (de este a oeste). En el cruce de estas calles estaba el foro (plaza pública). En Roma se construyeron cuatro foros: el de César, Augusto, Nerva y Trajano. A partir del siglo III, se rodeó la ciudad de murallas.

            Entre los edificios religiosos, el templo romano siguió el modelo etrusco, elevando el basamento de forma que sólo se pudiera acceder por la parte frontal. Las columnas, por influencia griega, podían rodear el edificio, estando exentas en el frente y adosadas al muro en los laterales. Entre los edificios políticos destacan: la curia (inspirada en el pritaneo griego, con graderío y presidencia) y el pretorio (lugar con planta cuadrada, patio central y torres en los ángulos, donde habitaban y juzgaban los pretores). El edificio comercial más destacado fue la basílica, que, utilizada para transacciones mercantiles, se componía de salas divididas por columnas en varias naves, y constaba de un ábside desde donde se presidían las sesiones. Entre los edificios domésticos destaca la casa o domus, compuesta por: “vestibulum”, “atrium” (donde estaba el “impluvium” y el “compluvium”) y “peristilum” (donde estaban los dormitorios o “cubiculum”, la sala de estar o “tablinum” y el comedor o “triclinium”). El edificio social más destacado son las termas, grandes conjuntos usados para baños, reuniones y recreo. Existían departamentos para baños calientes (“caldarium”), templados (“tepidarium”) y fríos (“frigidarium”). También existían vestíbulos (“apodyterium”), palestras y gimnasios.

            Entre las construcciones para espectáculos destacan: el teatro romano (compuesto por cávea, “orchestra” semicircular y escena, era un lugar para espectáculos intelectuales, construido sobre galerías abovedadas y con un decorado arquitectónico en la escena), el anfiteatro (para espectáculos populares, estaba compuesto por graderío, arena y estancias subterráneas) y el circo (dedicado a las carreras de caballos y de carros, deporte patricio, se dividía en arena, espina y establos). Los mausoleos fueron las principales construcciones funerarias, construidos en las afueras con formas curiosas. Las edificaciones conmemorativas se colocaban en el foro, y destacan: el arco de triunfo (inspirado en las puertas de Babilonia y de las ciudades etruscas, exaltaba un acto bélico y se componía de pilonos laterales, vano y ático) y la columna conmemorativa (decorada con relieves y coronada con la estatua del emperador). Entre las obras de ingeniería romanas destacan: las vías o calzadas, los puentes, los acueductos, las cisternas y el sistema de cloacas.

Obras más representativas:

            Entre los templos romanos destacan la Maison Carrée en Nimes y el templo de la Fortuna Virilis. Además, sobresalen una serie de construcciones religiosas excepcionales: el Ara Pacis (realizado en mármol y heredero de los altares hípetros), el Panteón (comenzado por Agripa y terminado por Adriano, tiene planta circular, 15 exedras, una cúpula con óculo y un pórtico octástilo) y el templo de Vesta (heredero de los “tholos” y de finalidad decorativa). Destacan las basílicas Julia, Ulpia y de Majencio. Sobresalen ejemplos de casas en Pompeya, Mérida e Itálica. Destacan las termas de Trajano, de Caracalla o de Diocleciano, en Roma. Sobresalen los teatros de Pompeya, Orange, Arles y Mérida; el anfiteatro Flavio (Coliseo) de Roma (se caracteriza por la superposición de órdenes); y el Circo Máximo, en Roma. Entre las construcciones funerarias, destacan la pirámide de Caio Cestio, la tumba de Eurysarces, la tumba de Cecilia Metela y el mausoleo de Adriano. Sobresalen también los arcos de Tito (con un solo vano), de Séptimo Severo y Constantino (con tres vanos), y de Caracalla (con forma de templete). Entre las columnas, destacan las de Marco Aurelio y Trajano. Por último, mencionar los acueductos de Pont du Gard en Nimes y de Segovia.

Arquitectura romana en Hispania:

            Cuando llegaron los romanos a la Península Ibérica, ya existían ciudades creadas por los colonizadores griegos, fenicios y cartagineses, a las que Roma añadió los edificios propios de sus urbes (como el foro), creando también ciudades nuevas, como: Tarraco, Itálica y Emerita Augusta.

            Tarraco era la capital de la provincia Tarraconense y fue fundada por los Escipiones. Con Tiberio, se construyó en ella el templo de Augusto. Esta ciudad se levantaba a lo largo de un desnivel en el que se dispusieron dos grandes terrazas (comunicadas a través de una gran escalinata): una alta, constituida por una plaza porticada con un gran templo en el centro; y una baja, con otra plaza y estatuas e inscripciones en honor a Augusto. El conjunto se completaba con un circo para celebraciones civiles. Como obra de ingeniería destacó el gran acueducto de las Ferreras.

            Itálica, situada en la provincia Bética, fue cuna de los emperadores Trajano y Adriano, quien la reformó en el siglo II, aplicando el urbanismo romano: con aceran porticadas y amplias calzadas. Fue una ciudad residencial y suntuaria, de la que se conservan su anfiteatro y sus termas.

            Emerita Augusta, capital de la provincia de Lusitania y undécima ciudad más importante del imperio, fue un foco cultural y comercial. En ella destacaron sus edificios para espectáculos, como el teatro, el anfiteatro y el circo. Por su importancia, la ciudad contó con dos acueductos: el de San Lázaro (s. I) y el de los Milagros (s. II), ambos con arcos de piedra y ladrillo.

            Las provincias de Hispania contaban con una de las mejores redes de vías del Imperio, destacando tres: la Vía Hercúlea o de Augusto (recorría Levante hasta Cádiz), la Vía de la Plata (de Cádiz a Sevilla) y la Vía del Norte (enlazaba Cataluña y Galicia). Además, se construyeron diversos puentes (como los de Alconétar, Salamanca, Alcántara y Mérida), arcos de triunfo (de un solo vano, como el de Bará o el de Cabanes; de tres vanos, como el de Medinaceli; o de templete, como el de Cáparra), acueductos (sobresaliendo el de Segovia) y mausoleos (destacando el sepulcro de los Escipiones o la tumba de Lucio Emilio Lupo).

3.2. La escultura en Roma
Introducción histórica-cultural:

            Entre los siglos VIII y VII a. C., la Península Itálica estaba habitada por diversos pueblos: los etruscos, los griegos y los latinos. Estos últimos instauraron una monarquía apoyada en el Senado. En 509 a. C., finalizó la monarquía, dando paso a una  República aristocrática, que duró hasta el año 27 a. C. Esta tenía diversas instituciones (los comicios, los magistrados y el Senado), y se enfrentó a los cartagineses (Guerras Púnicas) y a los griegos. Sin embargo, las desigualdades llevaron a guerras civiles, con lo que los generales Pompeyo, Craso y César formaron un triunvirato. En 48 a. C., César se hizo con el poder proclamándose dictador perpetuo y, en 44 a. C., fue asesinado. Así, entre 43 y 38 a. C., Octavio, Marco Antonio y Lépido formaron el segundo triunvirato. En 36 a. C., Octavio le quitó las territorios a Lépido y, en 31 a. C., Marco Antonio y Cleopatra fueron derrotados en la batalla de Accio. En 27 a. C., Octavio dio paso al Imperio, que se dividió en dos etapas: la paz romana (27 a. C.-196) y la crisis (196-476).

            La sociedad romana estaba muy jerarquizada, dividiéndose los hombres en: patricios (privilegiados, con tierras y plenos derechos políticos), plebeyos (personas libres, sin derechos, que se dedicaban a la agricultura, la artesanía y el comercia) y esclavos (eran propiedad de su dueño y, al ser liberados, se convertían en libertos). El legado de Roma fue inmenso (el derecho romano, la lengua latina, las obras públicas, la cultura o la transmisión de la cultura griega). Entre los siglo III y I a. C., los romanos conquistaron la Península Ibérica y romanizaron a los pueblos prerromanos.

Características generales de la escultura romana:

·         Las principales manifestaciones de la escultura romana fueron el retrato y el relieve histórico.

·         Destaca el sentido práctico que existía en el arte romano.

·         La escultura romana tenía dos finalidades:

Ø  La propaganda y la exaltación de emperadores, generales, magistrados y otros personajes mostrados al pueblo como ejemplos.

Ø  La docencia, ya que se narraban hechos históricos.

·         La estética de la escultura romana es heredada de Grecia, aunque también de la escultura etrusca. De este modo, el realismo y la expresividad que existe en las esculturas romanas, fueron heredadas de las épocas posclásica y helenística griegas, y de la retratística funeraria etrusca de los siglos IV y III a. C.

Etapas y evolución:

            El retrato (orígenes y desarrollo): La retratística romana se inició en los siglos II y I a. C., es de herencia etrusca y es esencialmente funeraria, por lo que destacó la realización de máscaras funerarias y de retratos de antepasados. Estas obras eran propias de las clases patricias y veneradas en los hogares. A finales del siglo I a. C., el retrato comenzó a hacerse a personajes vivos, siendo las primeras muestras los retratos hechos a Julio César. Así, se plasma de forma muy realista los rasgos faciales, el carácter y el estado de ánimo del retratado. Según el periodo, destacan dos tipos de retratos: el retrato republicano (está hecho de bronce y terracota, se representa a personajes públicos, son retratos honoríficos y destacan los hechos a Pompeyo y César) y el retrato imperial (está más helenizado y en la época de Augusto se concibió como base del retrato el clasicismo griego, manteniéndose siempre los rasgos realistas). Durante el Imperio, el retrato alcanzó un inmenso desarrollo, estableciéndose tres tipologías: el retrato de cuerpo entero, el busto y el retrato de cabeza.

            El retrato de cuerpo entero: El retrato de cuerpo entero consistía en la realización de piezas de bulto redondo que reflejaban al personaje en su totalidad, a tamaño natural. Fue propio de emperadores, generales y grandes magistrados, llegando a constituir un monumento público. Existieron cuatro modalidades: “thoracatae” (es propio de generales o del emperador, a los que se les representaba con una coraza como alegoría militar); “togato” (es propio de abogados, senadores, sacerdotes y del emperador, que aparecen vestidos con toga, como un magistrado); “apoteósico” (es propio únicamente de los emperadores, que son representados desnudos, en todo su esplendor y a modo de rey dios); y “ecuestre” (es el menos utilizado, era un monumento dedicado a un foro u otro espacio público y se representaba al personaje a caballo rodeado de la simbología de un vencedor de campañas militares). Los talleres especializados en el retrato, solían tener los cuerpos realizados, añadiendo después la cabeza del retratado al recibir el encargo.

            El busto y el retrato de cabeza: El busto consiste en una representación de la cabeza y de la parte superior del cuerpo. Es propio de los interiores y destacaron tres tipologías: “thoracatae”, “togato” y “apoteósico”. El retrato de cabeza, por su parte, era colocado sobre un pequeño pedestal. Era el tipo de retrato más barato y toda casa de patricio contaba con un elevado número de retratos de sus miembros más importantes. También destacan numerosos retratos de cabeza de emperadores. En el llamado retrato psicológico, se busca captar, además de los rasgos faciales, el estado anímico y el carácter del modelo.

            El relieve histórico: Otra tipología escultórica es el relieve histórico, que era concebido como un documento en piedra. Así, los hechos más importantes de la historia de Roma se representaban con realismo a través del relieve. Su finalidad era docente y también tenía una función propagandística. Son dos las técnicas propias de los relieves romanos: el “horror vacui” (consistente en llenar toda la superficie con figuras o motivos sin dejar un espacio vacío) y el sistema cristalino (por el que se unían todas las escenas sin ningún elementos de separación entre ellas).

Obras más representativas:

            Entre los retratos de cuerpo entero realizados en la escultura latina podemos destacar: “Augusto de Prima Porta” (es un “thoracatae” que busca expresar dinamismo, y la autoridad y divinidad del emperador, destacando los relieves que presenta la coraza), “Brutus Barberini” (un “togato”), “Augusto como pontífice” (un “togato”), “Retrato de Claudio” (un “apoteósico”) y “Retrato ecuestre de Marco Aurelio” (representa la entrada del emperador en Roma, llevando el manto de general y el brazo extendido en actitud de saludo). Entre los bustos podemos destacar: el “Busto de Catón y Porcia”, el “Busto de Junius Brutus” (es un “togato” en el que se busca captar el fuerte carácter, la severidad y la voluntad enérgica de la persona), el “Busto de Adriano con coraza” y el “Busto de Caracalla” (estos dos últimos destacan por la técnica del trépano, con la que se resaltan las ondulaciones del pelo). De los retratos de cabeza diremos que destacan el “Retrato de Calígula” y el “Retrato de Trajano”.

            Por último, entre los relieves históricos sobresalen tres obras: los relieves del “Ara Pacis” (muestran alegorías relacionadas con la fundación de Roma, y se combinan altorrelieves, bajorrelieves y mediorrelieves para marcar profundidad), los relieves del arco de Tito (se destaca la victoria de Roma sobre Jerusalén, y sobresalen los espacios sin esculpir para mostrar movimiento) y los relieves de la columna de Trajano (los relieves se desarrollan en espiral alrededor del fuste y narran cronológicamente las campañas en la Dacia, a base de detalles realistas y de la utilización del retrato).

4. EL ARTE PALEOCRISTIANO

4.1. La arquitectura paleocristiana

Introducción histórica-cultural:

            En el siglo I a. C., Palestina, cuna del cristianismo, era una monarquía vasalla del Imperio romano que, tras la muerte del rey Herodes el Grande (4 a. C.), se convirtió en una provincia romana. En este contexto, podemos situar el nacimiento de Jesús de Nazaret en el año 5 a. C. y su muerte en 30 d. C. (el error en la determinación del año cero fue cometido por Dionisos el Exiguo). La de Cristo es una doctrina sencilla, basada en el amor al prójimo y en la vida eterna, que fue expandida por sus doce apóstoles en el Imperio romano y a lo largo del mundo.

            La religión propia de Roma era politeísta, pero también se aceptaban otros credos dentro del Imperio. Así, en un principio, el cristianismo fue respetado. Más tarde, debido a su rápida extensión e influencia social, fue perseguido hasta que, en el Edicto de Milán de 313, Constantino proclamó la libertad de culto. Posteriormente, en el Concilio de Nicea (325) se abolió el paganismo, y, con el Edicto de Tesalónica (380), la religión cristiana fue declarada por Teodosio la oficial del Imperio.

            En estos primeros cinco siglos del cristianismo surgió el arte paleocristiano, que se inicia a comienzos del siglo I, durante el gobierno de Tiberio, y abarca hasta finales del siglo V. La introducción de nuevos conceptos sociales y morales permitió una renovación radical con respecto a lo anterior que fue la base del arte medieval. Destacan dos claras etapas en este arte: periodo de la Iglesia perseguida (se desarrolló entre los siglos I y III, cuando la creatividad artística tuvo que ser camuflada y la persecución favoreció la creación de temas simbólicos) y periodo de la Iglesia triunfante (se desarrolló entre los siglos IV y V, cuando emergió una nueva Iglesia totalmente libre y surgió la primera arquitectura cristiana, con edificios para los ritos y el culto).

Características generales de la arquitectura paleocristiana:

            Como anteriormente hemos apuntado, en el arte paleocristiano destacan dos periodos, cada unos los cuales se corresponde a una tipología arquitectónica: en el arte de la Iglesia perseguida destacó la construcción de catacumbas, y en el arte de la Iglesia triunfante, destacó la construcción de basílicas. Las características generales de la arquitectura del segundo periodo (surgida a partir del siglo III) son:

·         Fue a partir del Edicto de Milán cuando comenzaron a levantarse edificios cristianos.

·         Estos edificios eran sufragados por los fieles, el Estado o el mismo emperador.

·         Las construcciones más importantes se erigieron en Roma y en Jerusalén.

·         Las principales tipologías constructivas fueron:

o   Las basílicas, para el culto y la reunión de los fieles.

o   Los llamados “martyria”, para la veneración de las reliquias.

o   Los baptisterios, para la celebración del sacramento del bautismo.

o   Los mausoleos, para el enterramiento de personajes importantes.

Etapas y evolución:

            Iglesia perseguida (catacumbas): Las únicas construcciones que se llevaron a cabo durante los tres primeros siglos del cristianismo fueron las denominadas catacumbas. Estas eran cementerios que tenían su razón de ser en la no aceptación de la cremación del cuerpo (sistema romano) por parte de los cristianos. Para la realización de las catacumbas se contaba con los “collegia funeraria” (negocio llevado por paganos que aseguraba el enterramiento a partir de una cuota regular), que compraban terrenos y excavaban galerías, donde se disponían los nichos. Así, la existencia y el emplazamiento de las catacumbas eran conocidos por los romanos. Las partes de las catacumbas eran: las “catabaticum” (rampas estrechas y descendentes por las que se entraba), las galerías o “ambulacrum”, los nichos o “locui” (dispuestos en las paredes de las galerías, y destacando los “arco solium”, nichos de mayor tamaño rematados en forma de arco), los “cubiculum” (pequeños espacios al final de las galerías) y los lucernarios o respiraderos (que proporcionaban ventilación).

            Iglesia triunfante (basílicas): Las basílicas paleocristianas comenzaron a construirse a partir del siglo III y fueron los edificios fundamentales, necesarios para la congregación de fieles y para la celebración de la Eucaristía. Seguramente estaban inspiradas en la estructura de la basílica comercial romana, que podía alojar a un gran número de personas. Sus partes eran: el patio o atrio (lugar por donde se entraba y que tenía una fuente en el centro), el nártex (lugar donde permanecían los catecúmenos durante los cultos), el cuerpo de la basílica (dividido en tres o cinco naves por columnas y arquerías, siendo la nave central de mayor anchura y altura), el crucero o transepto (un espacio estrecho y largo que se cruzaba perpendicularmente, creando una separación entre las naves y la parte sagrada o altar), la cabecera o ábside (era el lugar sacro, tenía forma semicircular, estaba rodeado de un banco para los sacerdotes y presidido por un sitial para el obispo que se llamaba cátedra), el ara o altar (se situaba en el centro, encima de él existía un baldaquino y, en ocasiones, el ábside disponía de una pequeña columnata con cortinas que cubrían el altar en el momento de la consagración, recibiendo esto el nombre de iconostasis), la cripta (se solía ubicar bajo la cabecera y albergaba alguna reliquia) y dos sacristías (a ambos lados de la cabecera). Con respecto al simbolismo de la basílica, podemos destacar: la planta en forma de cruz en alusión a la de Cristo; la orientación del ábside hacia el este, señalando los Santos Lugares y el lugar por donde sale el sol (en alusión a las palabras “Yo soy la Luz del mundo”); y un único altar marcando la unidad de la Iglesia. Otros edificios fueron: los “martiria” (dedicados a la veneración de reliquias), los baptisterios (dedicados a la celebración del bautismo) y los mausoleos (para enterramientos). Todos ellos son de planta centralizada, en cuyo centro se coloca el elemento primordial (la reliquia, la pileta bautismal o el sepulcro), cubriéndose la construcción con una cúpula de media naranja.

Obras más representativas:

            Con respecto a las catacumbas, podemos destacar las de Santa Inés, San Sebastián, San Calixto, Santa Domitila y Vía Amapo. En relación a las basílicas, podemos destacar las existentes en Roma y Jerusalén. En Roma destacan estas basílicas: San Juan de Letrán (por Constantino entre 313 y319), San Pedro (entre 326 y 333), San Pablo Extramuros (hacia 330), Santa María la Mayor (tras el concilio de Éfeso) y Santa Sabina (entre 422 y 432). Así mismo, podemos destacar los mausoleos de Santa Constanza y Gala Placidia, y el baptisterio de San Juan de Letrán. Entre los edificios de Jerusalén, destacan: el Santo Sepulcro (fue construido por Constantino entre 331 y 332, y constituye una sola construcción formada por tres edificios: una basílica con la roca del Calvario, un gran patio donde estaba expuesta la Vera Cruz y un “martyrium” con los restos del sepulcro), la Basílica de la Ascensión (fue construida por Constantino entre 331 y 332, y erigida sobre la piedra desde la que Cristo ascendió al cielo) y la Basílica de la Natividad (fue construida por la emperatriz Helena en 333 sobre los restos del pesebre donde nació Cristo, y en ella se mezclan las tipologías basilical y de “martyrium”).

4.1. Las artes figurativas paleocristianas

Introducción histórica-cultural:

            En el siglo I a. C., Palestina, cuna del cristianismo, era una monarquía vasalla del Imperio romano que, tras la muerte del rey Herodes el Grande (4 a. C.), se convirtió en una provincia romana. En este contexto, podemos situar el nacimiento de Jesús de Nazaret en el año 5 a. C. y su muerte en 30 d. C. (el error en la determinación del año cero fue cometido por Dionisos el Exiguo). La de Cristo es una doctrina sencilla, basada en el amor al prójimo y en la vida eterna, que fue expandida por sus doce apóstoles en el Imperio romano y a lo largo del mundo.

            La religión propia de Roma era politeísta, pero también se aceptaban otros credos dentro del Imperio. Así, en un principio, el cristianismo fue respetado. Más tarde, debido a su rápida extensión e influencia social, fue perseguido hasta que, en el Edicto de Milán de 313, Constantino proclamó la libertad de culto. Posteriormente, en el Concilio de Nicea (325) se abolió el paganismo, y, con el Edicto de Tesalónica (380), la religión cristiana fue declarada por Teodosio la oficial del Imperio.

            En estos primeros cinco siglos del cristianismo surgió el arte paleocristiano, que se inicia a comienzos del siglo I, durante el gobierno de Tiberio, y abarca hasta finales del siglo V. la introducción de nuevos conceptos sociales y morales permitió una renovación radical con respecto a lo anterior que fue la base del arte medieval. Destacan dos claras etapas en este arte: periodo de la Iglesia perseguida (se desarrolló entre los siglos I y III, cuando la creatividad artística tuvo que ser camuflada y la persecución favoreció la creación de temas simbólicos) y periodo de la Iglesia triunfante (se desarrolló entre los siglos IV y V, cuando emergió una nueva Iglesia totalmente libre y surgió la primera arquitectura cristiana, con edificios para los ritos y el culto).

Características generales de las artes figurativas paleocristianas:

            Como anteriormente hemos apuntado, en el arte paleocristiano destacan dos periodos: el arte de la Iglesia perseguida y el arte de la Iglesia triunfante. Las artes figurativas del arte de la Iglesia perseguida se caracterizan por:

·         Fueron conjuntos de pinturas, de series de incisiones y de breves gráficos, carentes de valor técnico y estético, ya que buscaban principalmente el simbolismo.

·         Podían decorar las casas de los cristianos.

            Por otra parte, las artes figurativas de la Iglesia triunfante se caracterizan por:

·         Las técnicas y la estética eran puramente romanas.

·         No buscaban sólo el simbolismo, sino también la calidad y la belleza.

·         Surgen nuevos temas a partir de los dictados de grandes teólogos, como San Agustín, San Juan Crisóstomos o San Jerónimo.

·         Destacaron dos corrientes en las representaciones de Cristo: la escuela filosófica de Alejandría (se representa a Cristo como un joven, imberbe e idealizado, en una alegoría de su vitalidad y fuerza) y la escuela teológica de Siria (el llamado “Cristo siriaco” era una representación de cómo hubiera sido el propio Cristo: moreno, con el pelo largo y barbado).

Etapas, evolución y obras más representativas:

            Iglesia perseguida: Dentro de las artes figurativas de la Iglesia perseguida, destacan dos tipos de temas: los cristológicos y los del Antiguo Testamento. Con respecto a los temas cristológicos diremos que recogían el testimonio de la crucifixión de Cristo y sus milagros. Destaca la influencia de la tradición judía, que prohibía la representación de imágenes. Así, los temas principales de este tipo fueron: el crismón (eran anagramas, es decir, las iniciales del nombre de Cristo en griego superpuestas, que podían estar flanqueadas por el alfa y el omega), el cordero o “Agnus Dei” (simboliza a Cristo que se entrega como víctima para salvar a la humanidad), el pez (el nombre en griego de este animal son las iniciales de “Jesús Cristo Dios Hijo Salvador”), los panes (alegoría del milagro bíblico de los panes y los peces, que simboliza el poder divino del profeta y la Eucaristía), el Buen Pastor (es una alegoría de Cristo como conductor del rebaño, que es la Iglesia) y el ancla (representa la cruz de Cristo, simbolizando la crucifixión, que supuso la redención de los hombres para los cristianos). Por otra parte, con respecto a los temas del Antiguo Testamento, diremos que destacaron: Adán y Eva (alegoría del pecado y de la expulsión del Paraíso), el sacrificio de Isaac (representando la obediencia debida a Dios), Daniel en el foso de los leones (símbolo de la efectividad de la oración o la súplica), David y Goliat (símbolo de que la inteligencia puede vencer a la fuerza bruta), Noé y el Diluvio Universal (mostrando a los fieles el castigo divino y la salvación de los justos) y los orantes (son figuras con los brazos alzados en ademán de súplica simbolizando la oración que los fieles deben hacer a Dios).

            Iglesia triunfante: En las artes figurativas de la Iglesia triunfante podemos destacar tres realizaciones: mosaicos, esculturas y sarcófagos. Los mosaicos se componían con la técnica romana del “opus tessellatum”. Destacaron diversos nuevos temas iconográficos: la Exaltación de la Cruz (se representa la Vera Cruz), la Entrega de la Ley (se representa la entrega de la doctrina a San Pedro y San Pablo, expresando la universalidad de la fe), la Pastoral Celeste (constituye una ampliación de la iconografía del Buen Pastor) y la Entrega de los Mandamientos a Moisés (se representa a Dios Padre sedente entregando a Moisés las Tablas de la Ley). Podemos destacar los mosaicos de la capilla de los Santos Primo y Feliciano, del ábside del mausoleo de Gala Placidia y del ábside de Santa Constanza.

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