domingo, 30 de junio de 2013

HISTORIA DEL ARTE. PARTE III

8. EL ARTE ROMÁNICO

8.1. La arquitectura románica

Introducción histórica-cultural:

            La sociedad de la Europa Occidental entorno al año 1000 era eminentemente rural. La falta de un poder fuerte provocó la aparición de núcleos rurales, formados por personas que ofrecían sus tierras a cambio de protección. La explotación de dichas tierras era de autosuficiencia, lo que no favoreció el comercio. La división estamental era por nacimiento, destacando: unos estamentos privilegiados (formados por la nobleza y el clero) y el estado llano (formado por campesinos, la mayoría de los cuales estuvieron sometidos a servidumbre).

            Durante la Alta Edad Media, destacó también el feudalismo, basado en las relaciones entre nobles: un noble de menor rango, vasallo, recibía un feudo y compensaciones económicas a cambio de los favores militares demandados por un señor. En la mayoría de los regímenes feudales, el monarca era la cúspide del sistema vasallático, instaurándose la herencia del trono en algunas monarquías más fuertes.

            En una Europa predominantemente cristiana, la Iglesia alcanzó gran importancia y un fuerte poder económico gracias al diezmo. Su fuerza se manifestó también en las cruzadas, que favorecieron la creación de órdenes militares y la apertura cultural hacia Oriente. El clero presentaba divisiones en clero alto y bajo, y en clero regular (abades y otros monjes) y secular (cardenales, obispos y otros clérigos). En los alrededores de las abadías se dispusieron núcleos de población. Con la llegada del año 1000, se vaticinó el fin del mundo, organizando la Orden benedictina de Cluny rutas de peregrinación, que promovieron la unificación cultural de la cristiandad.

Características generales de la arquitectura románica:

            Las principales tipologías constructivas establecidas por Cluny fueron: el monasterio, el castillo, la iglesia y la iglesia de peregrinación. Los monasterios de la Orden de Cluny tenían las siguientes partes: una gran iglesia (dedicada a ritos y actos litúrgicos), un claustro (estructurado por cuatro galerías o crujías abiertas por arcos de medio punto a una parte central ajardinada) y otras salas (como las dependencias de los monjes, la biblioteca, el escritorio, la escuela y la hospedería). Los castillos fueron el centro de la vida señorial, y del poder temporal y militar. Se construyeron siguiendo tres principios: la posición estratégica, las técnicas defensivas (se debían fortificar con murallas, torreones, fosos y puentes levadizos) y la estructuración interna en tres zonas (las cuales eran: zona para el ejército, con cuarteles, patio de armas y torre del homenaje; zona señorial, con la residencia palaciega y la capilla; y zona de refugio, para el cobijo durante la guerra). Las iglesias se edificaron siguiendo tres principios simbólicos: la perdurabilidad (se construía con piedra, en alegoría a la eternidad del cristianismo), el reflejo de la teología y la filosofía (a través de la luz tamizada y la gran oscuridad) y la docencia (los relieves y pinturas enseñaban a los fieles). La planta era, por lo general, basilical, estaba dividida en una o tres naves, y poseía un crucero que simbolizaba el paso de lo humano a lo divino, detrás del cual se disponía una cabecera con tres ábsides, representando la Santísima Trinidad. Las iglesias de peregrinación eran templos de mayor tamaño. Su planta era, normalmente, de cruz latina y se dividía en tres o cinco naves. El ábside estaba formado por una gran girola y por encima de las naves laterales se disponían tribunas. Estas edificaciones contaban con tres pórticos de acceso, dedicados a la Trinidad.

            Estas dos tipologías últimas tuvieron unos elementos constructivos similares:

·         Los elementos sustentantes se caracterizaron por: un sistema de cimentación fuerte a base de ripio; muros formados por hileras de sillares, entre las cuales se colocaba un núcleo de mampostería o ripio, poseyendo estos gran grosor; y la existencia de pilares, en el interior, y contrafuerte, en el exterior, para sustentar el edificio.

·         Destacó el empleo de arcos de medio punto. Para que estos pudieran abrirse, en los muros gruesos se desarrolló un sistema abocinado en el que una serie de arcos (llamados arquivoltas) iban disminuyendo de forma progresiva.

·         Para las cubiertas se generalizó el uso de bóvedas de piedra. Estas podían ser de varios tipos: de medio cañón (con sección semicircular apoyada en arcos fajones o perpiaños), de arista (formadas por el cruce de dos bóvedas de cañón) y de horno (con forma de cuarto de esfera, se utilizaba en los espacios semicirculares, como los ábsides).

Etapas, evolución y obras más representativas:

            En el siglo X surgió el reformismo eclesiástico, principalmente de manos de la Orden Benedictina de Cluny, basada en la regla de San Bernardo (s. VI): “ora et labora”. En 919, fue fundada la abadía de Cluny en Borgoña, convirtiéndose en uno de los mayores poderes políticos y económicos europeos. A finales del siglo X, contaban con casi mil quinientos monasterios, gozando además del privilegio de exención, por el que sólo debían obediencia al Papa. Así, estos monasterios se convirtieron en centros de vida religiosa, cultural y docente.

            Con Cluny, la gran diversidad artística surgida en Occidente tras la caída del Imperio Romano finalizó en 1000. Así, toda Europa quedó unificada bajo un mismo estilo artístico: el Románico. Cluny fue la principal causa de esto, ya que había establecido la tipología y las características técnicas de las nuevas construcciones. Se sentaron así las bases del Románico cluniacense, que fue desarrollado por rutas y caminos durante el siglo XI, expandiéndose y dando lugar a románicos nacionales en el siglo XII.

            Destacó el románico de Francia e Italia. En Francia, podemos diferenciar construcciones en diversos sectores. De Borgoña, es de destacar la parte conservada del Monasterio de Cluny, además de San Lázaro de Autun y Santa María Magdalena de Vézelay (de la que destacan las dovelas alternadas de los arcos fajones). En Auvernia, sobresalen templos de peregrinación como: Santa Fe de Conques, Nuestra Señora de Clermont-Ferrand y San Saturnino de Toulouse. Las iglesias de Aquitania recibieron influencias bizantinas, destacando Nuestra Señora de Poitiers o la catedral de Angulema. En Normandía, las iglesias de peregrinación se caracterizaron por una gran altura, la existencia de triforio (corredor situado sobre las tribunas), dos grandes torres y bóvedas sexpartitas, destacando San Esteban de Caen y la abadía de Mont Saint-Michel. Por último, en Provenza el románico estuvo muy relacionado con el estilo italiano de Lombardía, poseyendo influencias clásicas y destacando San Trofino de Arlés o San Gilles de Bard.

            En Italia, una de las principales características de las construcciones románicas fue su integración en conjuntos, formados por un templo, un campanile o campanario y un baptisterio. Destacaron construcciones en tres regiones: Lombardía, Toscana y la región sículo-normanda. En Lombardía, destacó la decoración con arcos ciegos y bandas verticales, las galerías con ese mismo decorado y los pórticos avanzados, sobresaliendo las catedrales de Parma, Módena y Ferrara. En Toscana se emplearon forramientos marmóreos y remates clásicos, destacando el conjunto de Pisa, la catedral de Lucca y la iglesia de San Miniato. En la región sículo-normanda confluyó el románico tradicional con influencias bizantinas y árabes, sobresaliendo las catedrales de Cefalú y Monreale.

8.2. La escultura románica

Introducción histórica-cultural:

            La sociedad de la Europa Occidental entorno al año 1000 era eminentemente rural. La falta de un poder fuerte provocó la aparición de núcleos rurales, formados por personas que ofrecían sus tierras a cambio de protección. La explotación de dichas tierras era de autosuficiencia, lo que no favoreció el comercio. La división estamental era por nacimiento, destacando: unos estamentos privilegiados (formados por la nobleza y el clero) y el estado llano (formado por campesinos, la mayoría de los cuales estuvieron sometidos a servidumbre).

            Durante la Alta Edad Media, destacó también el feudalismo, basado en las relaciones entre nobles: un noble de menor rango, vasallo, recibía un feudo y compensaciones económicas a cambio de los favores militares demandados por un señor. En la mayoría de los regímenes feudales, el monarca era la cúspide del sistema vasallático, instaurándose la herencia del trono en algunas monarquías más fuertes.

            En una Europa predominantemente cristiana, la Iglesia alcanzó gran importancia y un fuerte poder económico gracias al diezmo. Su fuerza se manifestó también en las cruzadas, que favorecieron la creación de órdenes militares y la apertura cultural hacia Oriente. El clero presentaba divisiones en clero alto y bajo, y en clero regular (abades y otros monjes) y secular (cardenales, obispos y otros clérigos). En los alrededores de las abadías se dispusieron núcleos de población. Con la llegada del año 1000, se vaticinó el fin del mundo, organizando la Orden benedictina de Cluny rutas de peregrinación, que promovieron la unificación cultural de la cristiandad.

Características generales de la escultura románica:

            La iglesia románica llegó a ser considerada como un libro pétreo debido a las dos funciones que tuvo la escultura, las cuales fueron:

·         Una función decorativa, por formar parte de una obra arquitectónica y por estar supeditada a las órdenes del arquitecto. Esta subordinación a la arquitectura dio lugar a la llamada ley del marco, por la que el relieve debía amoldarse a espacios de formas diversas e irregulares.

·         Una función docente, pues trataba temas religiosos y se encontraba condicionada por el teólogo, que elegía el tema y el mensaje.

            La estética de la escultura románica se caracterizó por:

·         Debido al condicionamiento arquitectónico y religioso, la escultura románica se convirtió en un arte mental, es decir, alejado de la naturaleza.

·         Se buscaban la expresividad, la narración y la enseñanza en lugar de la belleza y el realismo.

·         Era una escultura llena de simbolismo, lo cual daba s sus temas un carácter intelectual y críptico.

·         Los relieves, por indicación del arquitecto, se esculpían en frisos, capiteles y canecillos, aunque el lugar más destacado fueron las grandes portadas de los accesos a los templos.

·         Las figuras seguían una clara jerarquización.

Etapas, evolución y obras más representativas:

            A pesar de los particularismos regionales, los temas y simbolismos de la escultura románica pueden agruparse de la siguiente manera:

·         Pentecostés. La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles aportándoles el valor para extender la doctrina de Cristo simbolizaba el universalismo de la doctrina cristiana y su esperanza. Destaca el relieve del tímpano de la iglesia de Santa Magdalena de Vézelay.

·         El Apocalipsis, donde aparece Cristo en la mandorla rodeado de los tetramorfos y de 24 ancianos de este episodio bíblico. Es muy común el tema del Juicio Final como advertencia para el fiel. Destacan los relieves de la portada de San Pedro de Moissac o del tímpano de Santa Fe de Conques.

·         La Ascensión de Cristo. Este era un tema especialmente recomendado por los teólogos y que simbolizaba el final de la misión de Cristo en la tierra y su triunfo. Destaca el relieve de San Saturnino de Toulouse.

·         Extensas narraciones de episodios del Antiguo o del Nuevo Testamento como ejemplos para los fieles.

·         Temas simbólicos. Algunas portadas plasmaban temas que requerían para su interpretación conocimientos más profundos. Así, era necesaria una lectura jeroglífica.

            Aunque durante el románico no se realizaron muchas esculturas exentas, estas comenzaron a tallarse a finales del siglo XII. Se realizaron en madera policromada y poseían un carácter popular. Los principales temas fueron:

·         Las majestades. Eran las piezas más importantes. n ellas, Cristo aparecía en la cruz vestido con túnica. Destaca la majestad de la Llagonne.

·         Los grupos del descendimiento, integrados en ocasiones por bastantes figuras.

·         Las vírgenes, representadas como trono de dios, en actitud sedente y con el niño en sus brazos.

8.3. La pintura románica

Introducción histórica-cultural:

            La sociedad de la Europa Occidental entorno al año 1000 era eminentemente rural. La falta de un poder fuerte provocó la aparición de núcleos rurales, formados por personas que ofrecían sus tierras a cambio de protección. La explotación de dichas tierras era de autosuficiencia, lo que no favoreció el comercio. La división estamental era por nacimiento, destacando: unos estamentos privilegiados (formados por la nobleza y el clero) y el estado llano (formado por campesinos, la mayoría de los cuales estuvieron sometidos a servidumbre).

            Durante la Alta Edad Media, destacó también el feudalismo, basado en las relaciones entre nobles: un noble de menor rango, vasallo, recibía un feudo y compensaciones económicas a cambio de los favores militares demandados por un señor. En la mayoría de los regímenes feudales, el monarca era la cúspide del sistema vasallático, instaurándose la herencia del trono en algunas monarquías más fuertes.

            En una Europa predominantemente cristiana, la Iglesia alcanzó gran importancia y un fuerte poder económico gracias al diezmo. Su fuerza se manifestó también en las cruzadas, que favorecieron la creación de órdenes militares y la apertura cultural hacia Oriente. El clero presentaba divisiones en clero alto y bajo, y en clero regular (abades y otros monjes) y secular (cardenales, obispos y otros clérigos). En los alrededores de las abadías se dispusieron núcleos de población. Con la llegada del año 1000, se vaticinó el fin del mundo, organizando la Orden benedictina de Cluny rutas de peregrinación, que promovieron la unificación cultural de la cristiandad.

Características generales de la pintura románica:

            En la pintura románica se buscaba, al igual que en la escultura, una estética mental, intelectual y semejante a la bizantina. Se podía observar en estas obras un gran hieratismo y solemnidad, y una marcada ingenuidad y expresividad. Así, estas realizaciones se encuentran llenas de simbolismo y se caracterizan por:

·         El linealismo: se marca la silueta de las figuras con fuertes contornos.

·         Las perspectivas mentales, sin profundidad y alejadas de todo realismo. Las perspectivas podían ser: inversas (los objetos convergen hacia el espectador en lugar de hacia el fondo), abatidas (algunos elementos parecen vistos desde arriba) y yuxtapuestas (se muestran simultáneamente varios puntos de vista en una misma figura).

·         El cromatismo plano: los colores aplicados eran puros, sin gamas.

            La principal técnica empleada era la del fresco, que se aplicaba siguiendo estos pasos: la preparación del muro (con una capa de enfoscado, mezcla de cal y arena, y otra de enlucido, mezcla de cal, arena y polvo de mármol), la imprimación (alisamiento de las anteriores capas), el estarcido (se trasladan las principales líneas del dibujo a la pared) y la aparición del color con la técnica del temple (que utiliza huevo como aglutinante y cola para la fijación).

            La finalidad de estas obras era decorar y enseñar. Sus principales temas se pueden clasificar del siguiente modo: manifestaciones de la divinidad o “manifestatios” (ubicadas en ábsides y cúpulas, y compuestas por estos conjuntos: Dios Padre, representado por la “Dextera Dei” o mano de Dios bendiciendo; Dios Hijo, componiendo un pantocrátor; Dios Espíritu Santo, representado por la paloma blanca; y la Virgen María, portando al niño en sus brazos); testificaciones o “testificatios” (ubicados bajo las manifestaciones y compuestos por santos y profetas); y narraciones o “narratios” (son relatos docentes colocados a lo largo de muros y donde se cuentan episodios del Antiguo y Nuevo Testamento o de vidas de santos).

Etapas, evolución y obras más representativas:

            Destacaron dos corrientes pictóricas en el arte románico: la itálica y la francesa.

            La corriente pictórica itálica se conoce también como escuela ítalo-bizantina o escuela benedictina debido a la influencia de los mosaicos de Bizancio y a que su origen esté en el Monasterio de Montecassino. El abad de este monasterio, a mediados del siglo XI, decidió cubrir los muros de frescos. A estas grandes pinturas murales se unieron bases paleocristianas por influencia de los mosaicos bizantinos, influencia que se aprecia en los ricos atuendos que visten las figuras, las cuales están destacadas sobre fondos azules, que crean ambientes de espiritualidad y exaltan la divinidad. Estas pinturas tuvieron un marcado fin didáctico, extendiéndose la corriente por Italia y, más tarde, por el resto de Europa. Al haberse perdido los frescos originales de Montecassino, destacan las pinturas de Sant Angelo in Formis, en Capua, y las de la iglesia de santa María della Libera, en Roma.

            La corriente pictórica francesa es igualmente conocía por franco-románica o escuela del Loira, debido a que surgió en la cuenca de este río. En los frescos de esta escuela destacan una técnica, estética, finalidad y temática similares a la corriente itálica. Sin embargo, la riqueza bizantina de los ropajes se cambiará aquí por una absoluta austeridad, y los fondos azules se sustituirán por fondos ocres, pardos y marrones, como alegoría de lo terrenal y humano. Así, podemos destacar como ejemplos los frescos de la bóveda de la iglesia de Saint-Savin o de Notre Dame de Poitiers.

9. EL ARTE ROMÁNICO EN ESPAÑA

9.1. La arquitectura románica en España

Introducción histórica-cultural:

            En el año 1000, destacan los siguientes reinos cristianos: Pamplona, Aragón, el condado de Barcelona, León y Castilla. El reino de Pamplona, desde el siglo X, fue el eje de la política de los reinos cristianos, llegando a su máximo esplendor con el rey Sancho el Mayor y pasando a denominarse reino de Navarra en 1162 con Sancho VI. Aragón se constituyó como reino a partir de la división del reino de Pamplona (1035), creándose en 1137 la Corona de Aragón, que era una federación de reinos autónomos. El condado de Barcelona, por su parte, se independizó con Borrell II de los francos (siglo X) y atrajo al resto de condados catalanes, como Tarragona. Durante el prerrománico, la corte astur se trasladó a León, siendo el reino de León el que dirigió la repoblación en el Duero. En 1035, el condado de Castilla se independizó, siendo su principal centro urbano Burgos y su primer rey Fernando I. Se convirtió en el principal impulsor del avance cristiano y destacó Alfonso VI, quien asimiló las influencias europeas. Castilla era una monarquía de rasgos feudales, en la que el poder del monarca era de origen divino y en la que tenían gran importancia los funcionarios.

            La sociedad de los reinos cristianos durante la Edad Media se caracterizó por: la visión aristocrática y geocéntrica, la estructuración en estamentos, y la implantación de regímenes feudales. A pesar de lo cual existieron zonas fronterizas menos jerarquizadas, siendo de gran importancia la vida urbana y destacando la población mudéjar y mozárabe. Por otra parte, hablaremos de la repoblación, que dio lugar a dominios feudales o a territorios con fueros. Finalmente, en el plano cultural destacó la influencia de diversas culturas, como la de Al-Ándalus, que fue transmitida en los monasterios catalanes (siglo XI), en los del valle del Ebro (siglo XII) y, sobre todo, en Toledo, con la Escuela de traductores. La influencia europea se produjo con la Ruta Jacobea y la entrada de francos, destacando la llegada de la reforma gregoriana y cluniacense. La división de los reinos dio lugar a las lenguas romances.

Características generales de la arquitectura románica en España:

            En España, la arquitectura se vio impulsada por el Camino de Santiago y las grandes repoblaciones, destacando la influencia de los monasterios cluniacenses. Las principales tipologías constructivas establecidas por Cluny fueron: el monasterio (con diversas partes: una gran iglesia, un claustro y otras salas, como celdas, biblioteca, escritorio, escuela u hospedería), el castillo (era el centro del poder temporal y militar y se construyó siguiendo tres principios: la posición estratégica, las elaboración de defensas y la estructuración interna en tres zonas, para ejército, señor y refugio), la iglesia (poseía planta basilical, crucero y tres ábsides, y se edificó siguiendo tres principios simbólicos: la perdurabilidad, el reflejo de la teología y la filosofía, y la docencia) y la iglesia de peregrinación (templo de mayor tamaño, con planta de cruz latina, tres o cinco naves, gran girola y tres pórticos). Estas dos tipologías últimas tuvieron unos elementos constructivos similares:

·         Los elementos sustentantes se caracterizaron por: un sistema de cimentación fuerte; los muros formados por hileras de sillares y que poseían un gran grosor; y la existencia de pilares, en el interior, y contrafuertes, en el exterior, para sustentar el edificio.

·         Destacó el empleo de arcos de medio punto. Para que estos pudieran abrirse, en los muros gruesos se desarrolló un sistema abocinado en el que una serie de arcos (llamados arquivoltas) iban disminuyendo de forma progresiva.

·         Para las cubiertas se generalizó el uso de bóvedas de piedra. Estas podían ser de varios tipos: de medio cañón (apoyada en arcos fajones o perpiaños), de arista (formadas por el cruce de dos bóvedas de cañón) y de horno (con forma de cuarto de esfera, se utilizaba en los espacios semicirculares).

Etapas, evolución y obras más representativas:

            Por influencia de la Orden de Cluny, en España se levantaron diversos monasterios que siguieron la tipología cluniacense. En Castilla y León destacaron los siguientes: el claustro de Santo Domingo de Silos, el Monasterio de San Pedro de Arlanza, el Monasterio de San Pedro de Cardeña y el Monasterio de Dueñas. Por otra parte, en la Marca Hispánica destacan: el Monasterio de Ripoll, el Monasterio de Ciuxá (ambos consagrados por el abad Oliba y con marcada influencia lombarda) y el Monasterio de San Pedro de Roda. En Navarra, sobresale el Monasterio de Leyre y, en Aragón, destaca el claustro de San Juan de la Peña. Del mismo modo, sobresale la construcción de castillos, como los de Loarre, Montearagón y Alquézar, los tres en Huesca.

            Así, en la arquitectura románica española podemos distinguir dos etapas: siglo XI y siglo XII.

            El románico hispánico del siglo XI está representado por las construcciones del Camino de Santiago o Ruta Jacobea, que constituyó un nexo entre los núcleos cristianos del Norte, además de enriquecerlos e internacionalizarlos. Así, la arquitectura del Camino de Santiago fue fundamentalmente religiosa, y se vio influida por el románico cluniacense. En el aspecto simbólico, los templos se construyeron para que fueran perdurables, teológicos y docentes. Con respecto a las características técnicas, destacó la recia cimentación, los muros gruesos, los escasos arcos de medio punto abocinados y las cubiertas abovedadas. En este periodo destacaron diversas construcciones de gran importancia, como: la catedral de Jaca (constituía la primera gran parada en la ruta de peregrinación desde los Pirineos, era una iglesia basilical con tres naves y triple ábside, contaba con un pórtico y poseía una decoración de taqueado jaqués), San Martín de Frómista (se sitúa en Palencia, constituye el canon de la arquitectura románica de este periodo, formaba parte de un monasterio y su construcción siguió el modelo aragonés), San Isidoro de León (su arquitecto fue Petrus Deustamben, quien construyó un edificio con influencias de Jaca y Frómista, y en el que sobresale la planta de cruz latina) y Santiago de Compostela (comenzada a construir en 1075, en ella se venera la reliquia del cuerpo del apóstol Santiago, por los que sigue el modelo de iglesia de peregrinación y presenta los siguientes elementos: planta de cruz latina, tres naves, ábside con gran girola, tribunas sobre las naves laterales y tres monumentales pórticos).

            En el románico hispánico del siglo XII, los templos construidos durante la etapa anterior sirvieron como modelo, incorporándose también particularidades regionales, que ocasionaron el llamado románico de repoblación. En este nuevo periodo, se popularizaron los modelos anteriores y aparecieron signos de pobreza constructiva. Este fue un románico tardío que presenta conexiones con el gótico y en el que destacan escuelas en: Galicia, Castilla, la región del Duero, Aragón y Cataluña. En la escuela de Galicia se siguió el modelo de la catedral de Santiago, construyéndose iglesias correspondientes a un románico muy tardío, destacando las catedrales de Ourense, Tuy, Lugo y Mondoñedo, además de la colegiata de Santa María del Sar. En la escuela castellana, por otra parte, se siguió el modelo de San Martín de Frómista, añadiéndose una alta torre y unos pórticos corridos, destacando las iglesias de San Millán, San Martín y San Esteban. En la región del Duero, las construcciones se inspiraron en la estructura de San Isidoro de León, añadiéndose influencias bizantinas, explicadas por las cruzadas, y destacando construcciones como: la catedral de Zamora (en la que sobresale una cúpula gallonada sobre tambor rodeada por cuatro torrecillas cupuladas), la catedral de Salamanca y la colegiata de Santa María la Mayor (situada en Toro). En la región aragonesa se siguió el modelo de la catedral de Jaca, destacando como ejemplos el templo de Santa María de Uncastillo, la iglesia de Aínsa, la iglesia de Sos del Rey Católico y el Monasterio de San Juan de la Peña. Finalmente, hablaremos de la peculiaridad del románico catalán, en el que confluyeron corrientes internacionales provenientes de la Provenza y de Lombardía, levantándose templos de gran tamaño y con abundancia de arcos, bandas y galerías lombardas. Destacan como ejemplos la iglesia de San Juan de las Abadesas (con planta de cruz griega y cabecera con cinco ábsides), la iglesia de Seo de Urgell y obras de menor envergadura como templos parroquiales.

9.2. La escultura románica en España

Introducción histórica-cultural:

            En el año 1000, destacan los siguientes reinos cristianos: Pamplona, Aragón, el condado de Barcelona, León y Castilla. El reino de Pamplona, desde el siglo X, fue el eje de la política de los reinos cristianos, llegando a su máximo esplendor con el rey Sancho el Mayor y pasando a denominarse reino de Navarra en 1162 con Sancho VI. Aragón se constituyó como reino a partir de la división del reino de Pamplona (1035), creándose en 1137 la Corona de Aragón, que era una federación de reinos autónomos. El condado de Barcelona, por su parte, se independizó con Borrell II de los francos (siglo X) y atrajo al resto de condados catalanes, como Tarragona. Durante el prerrománico, la corte astur se trasladó a León, siendo el reino de León el que dirigió la repoblación en el Duero. En 1035, el condado de Castilla se independizó, siendo su principal centro urbano Burgos y su primer rey Fernando I. Se convirtió en el principal impulsor del avance cristiano y destacó Alfonso VI, quien asimiló las influencias europeas. Castilla era una monarquía de rasgos feudales, en la que el poder del monarca era de origen divino y en la que tenían gran importancia los funcionarios.

            La sociedad de los reinos cristianos durante la Edad Media se caracterizó por: la visión aristocrática y geocéntrica, la estructuración en estamentos, y la implantación de regímenes feudales. A pesar de lo cual existieron zonas fronterizas menos jerarquizadas, siendo de gran importancia la vida urbana y destacando la población mudéjar y mozárabe. Por otra parte, hablaremos de la repoblación, que dio lugar a dominios feudales o a territorios con fueros. Finalmente, en el plano cultural destacó la influencia de diversas culturas, como la de Al-Ándalus, que fue transmitida en los monasterios catalanes (siglo XI), en los del valle del Ebro (siglo XII) y, sobre todo, en Toledo, con la Escuela de traductores. La influencia europea se produjo con la Ruta Jacobea y la entrada de francos, destacando la llegada de la reforma gregoriana y cluniacense. La división de los reinos dio lugar a las lenguas romances.

Características generales de la escultura románica en España:

            La escultura románica en la Península formó parte física y espiritual de la arquitectura, siendo consideradas las iglesias románicas como verdaderos libros pétreos, debido a las dos funciones que tuvo la escultura, las cuales fueron:

·         Una función decorativa, por formar parte de una obra arquitectónica y por estar supeditada a las órdenes del arquitecto. Esta subordinación a la arquitectura dio lugar a la llamada ley del marco, por la que el relieve debía amoldarse a espacios de formas diversas e irregulares.

·         Una función docente, pues trataba temas religiosos y se encontraba condicionada por el teólogo, que elegía el tema y el mensaje.

            La estética de la escultura románica se caracterizó por:

·         Debido al condicionamiento arquitectónico y religioso, la escultura románica se convirtió en un arte mental, es decir, alejado de la naturaleza.

·         Se buscaban la expresividad, la narración y la enseñanza en lugar de la belleza y el realismo.

·         Era una escultura llena de simbolismo, lo cual daba s sus temas un carácter intelectual y críptico.

·         Los relieves, por indicación del arquitecto, se esculpían en frisos, capiteles y canecillos, aunque el lugar más destacado fueron las grandes portadas de los accesos a los templos.

·         Las figuras seguían una clara jerarquización.

Etapas, evolución y obras más representativas:

            En la escultura románica española tienen especial importancia los relieves de portadas, de claustros y las esculturas exentas.

            En las portadas de las iglesias del románico español los temas más frecuentes son: temas bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento, que son narrados extensamente, destacando la portada del Cordero de San Isidoro de León (donde aparece el tema del sacrificio de Isaac) y la portada de Platerías de Santiago de Compostela (donde se exalta la humanidad de Cristo); y temas simbólicos, que precisan una lectura jeroglífica, sobresaliendo los relieves del tímpano de la catedral de Jaca (donde aparece un gran crismón central, flanqueado por dos leones, exaltándose el poder de Cristo sobre el pecado, las pasiones y la muerte).

            Dentro de la escultura románica española también tiene especial importancia los relieves esculpidos en los capiteles de los interiores de las iglesias y, sobre todo, de los claustros. En estos lugares, la adaptación a la ley del marco tiene una gran relevancia, deformándose las figuras y los elementos decorativos por ese motivo. Especialmente significativos son los relieves del claustro de Santo Domingo de Silos, pieza cumbre del arte medieval europeo. En los capiteles de dicho claustro se muestra una extensa temática que abarca temas vegetales (para hablar de la Eucaristía, el bautismo o la fecundidad), aves y pájaros (que personifican el alma y un pensamiento superior), temas de la mitología clásica cristianizados, y escenas del Nuevo Testamento. En el claustro de Silos destacan ocho grandes relieves angulares, de los cuales plasman escenas de la muerte y resurrección de Cristo y muestran cierta conexión con la eboraria, y dos tratan los temas del árbol de Jessé, con el que se une el Antiguo y el Nuevo Testamento, pues representa el árbol genealógico de Jesús a partir del rey David. Todos estos relieves enlazan con la fase inicial del gótico. También reseñables son los relieves de los capiteles del claustro de San Juan de la Peña, en los que se hace un recorrido por el Antiguo Testamento y la vida de Cristo.

            La escultura más característica del románico son los relieves, pues los teólogos veían en la escultura exenta peligros como la idolatría y la relacionaban con las estatuas paganas de la Antigüedad. Aún así, en la Península se realizaron algunas esculturas a finales del siglo XII, hechas en madera policromada. Su carácter fue popular, y las piezas principales fueron: las Majestades o crucificados, vestidos con túnica y sin señal alguna de sufrimientos; las Vírgenes trono de Dios, sin gestos ni relación con el Niño que sostienen (como la “Virgen del valle del Bohí”); y los espectaculares grupos del Descendimiento, de tamaño casi natural (como el del Monasterio de San Juan de las Abadesas).

9.3. La pintura románica en España

Introducción histórica-cultural:

            En el año 1000, destacan los siguientes reinos cristianos: Pamplona, Aragón, el condado de Barcelona, León y Castilla. El reino de Pamplona, desde el siglo X, fue el eje de la política de los reinos cristianos, llegando a su máximo esplendor con el rey Sancho el Mayor y pasando a denominarse reino de Navarra en 1162 con Sancho VI. Aragón se constituyó como reino a partir de la división del reino de Pamplona (1035), creándose en 1137 la Corona de Aragón, que era una federación de reinos autónomos. El condado de Barcelona, por su parte, se independizó con Borrell II de los francos (siglo X) y atrajo al resto de condados catalanes, como Tarragona. Durante el prerrománico, la corte astur se trasladó a León, siendo el reino de León el que dirigió la repoblación en el Duero. En 1035, el condado de Castilla se independizó, siendo su principal centro urbano Burgos y su primer rey Fernando I. Se convirtió en el principal impulsor del avance cristiano y destacó Alfonso VI, quien asimiló las influencias europeas. Castilla era una monarquía de rasgos feudales, en la que el poder del monarca era de origen divino y en la que tenían gran importancia los funcionarios.

            La sociedad de los reinos cristianos durante la Edad Media se caracterizó por: la visión aristocrática y geocéntrica, la estructuración en estamentos, y la implantación de regímenes feudales. A pesar de lo cual existieron zonas fronterizas menos jerarquizadas, siendo de gran importancia la vida urbana y destacando la población mudéjar y mozárabe. Por otra parte, hablaremos de la repoblación, que dio lugar a dominios feudales o a territorios con fueros. Finalmente, en el plano cultural destacó la influencia de diversas culturas, como la de Al-Ándalus, que fue transmitida en los monasterios catalanes (siglo XI), en los del valle del Ebro (siglo XII) y, sobre todo, en Toledo, con la Escuela de traductores. La influencia europea se produjo con la Ruta Jacobea y la entrada de francos, destacando la llegada de la reforma gregoriana y cluniacense. La división de los reinos dio lugar a las lenguas romances.

Características generales de la pintura románica en España:

            Tanto en Europa como en España, la pintura románica buscaba, al igual que la escultura, una estética mental, intelectual y semejante a la bizantina. Así, estas realizaciones se encuentran llenas de simbolismo y se caracterizan por:

·         El linealismo: se marca la silueta de las figuras con fuertes contornos.

·         Las perspectivas mentales, sin profundidad y alejadas de todo realismo. Las perspectivas podían ser: inversas (los objetos convergen hacia el espectador en lugar de hacia el fondo), abatidas (algunos elementos parecen vistos desde arriba) y yuxtapuestas (se muestran simultáneamente varios puntos de vista en una misma figura).

·         El cromatismo plano: los colores aplicados eran puros, sin gamas.

            La principal técnica empleada era la del fresco, que se aplicaba siguiendo estos pasos: la preparación del muro (con una capa de enfoscado, mezcla de cal y arena, y otra de enlucido, mezcla de cal, arena y polvo de mármol), la imprimación (alisamiento de las anteriores capas), el estarcido (se trasladan las principales líneas del dibujo a la pared) y la aparición del color con la técnica del temple (que utiliza huevo como aglutinante y cola para la fijación). La finalidad de estas obras era decorar y enseñar. Sus principales temas se pueden clasificar del siguiente modo: manifestaciones de la divinidad o “manifestatios” (ubicadas en ábsides y cúpulas, y compuestas por estos conjuntos: Dios Padre, representado por la mano de Dios bendiciendo; Dios Hijo, componiendo un pantocrátor; Dios Espíritu Santo, representado por la paloma blanca; y la Virgen María, portando al niño en sus brazos); testificaciones o “testificatios” (compuestos por santos y profetas); y narraciones o “narratios” (relatos de episodios del Antiguo y Nuevo Testamento o de vidas de santos).

Etapas, evolución y obras más representativas:

            En la pintura románica de la Península Ibérica destacaron las corrientes pictóricas itálica y francesa, y la pintura sobre tabla.

            La corriente pictórica itálica se caracterizó por la influencia bizantina, los azules planos e intensos y el marcado fin didáctico. Desde comienzos del siglo XII se introdujo en España, sobre todo en tierras catalanas, extendiéndose también por algunos lugares de Aragón e incuso por ciertas localidades de Castilla. En Cataluña, los más sobresalientes artífices de frescos, que crearon círculos pictóricos formados por maestros, ayudantes y discípulos, fueron: el maestro de Taüll (autor de la “manifestatio” de Cristo en San Clemente y de la “manifestatio” de la Virgen en Santa María), el maestro de Pedret (artífice de los frescos de la iglesia de San Quirce de Pedret y de la iglesia de Santa María de Aneu) y el maestro de Urgell (autor de las “manifestatio” y “testificatio” de la iglesia de San Pedro y San Miguel). En Aragón, la corriente itálica tuvo su máximo exponente en los murales de la iglesia de San Juan de Ruesta, con la plasmación de un gran pantocrátor y un sobresaliente friso de apóstoles en el ábside. También en Castilla se percibe algún eco de esta corriente, como en las pinturas de la ermita de la Santa Cruz de Maderuelo.

            La corriente francesa, más austera que la itálica, y caracterizada por los tonos pardos, ocres y marrones, penetró en España a través del Camino de Santiago, afincándose fundamentalmente en tierras castellano-leonesas. Su gran ejemplo lo constituyen los frescos del Panteón Real de San Isidoro de León, donde se plasma una “narratio” completa (desde la Anunciación a la Crucifixión), acompañada de la “manifestatio” de Cristo, de representaciones de profetas, ángeles y santos, y de una alusión al paso del tiempo. Así, el estilo franco-románico de estos frescos tuvo amplias repercusiones en el resto de territorios castellano-leoneses y en Aragón, donde la esta corriente está representada en la iglesia de Bagües.

            Una producción característica del románico español fue la pintura sobre tabla, nada común en el resto de Europa. Estas pinturas sobre madera decoraban los frontales o antipendios. Los principales temas eran “narratios” de vidas de santos, de la vida de la Virgen o, simplemente, “manifestatios” de Cristo. La técnica utilizada siempre era el temple, preparándose la madera con una capa de yeso y una gruesa tela. Sin duda, fue en Cataluña donde hubo mayor producción de este tipo de obras, destacando tres importantes talleres: el de Ripoll (donde sobresale el “frontal de San Martín”), el de Urgell (donde destaca el “antipendio de los Apóstoles”) y el de Vic (donde sobresale el “frontal de Santa Margarita”, con una compleja “narratio”).

10. EL ARTE GÓTICO

10.1. La arquitectura gótica

Introducción histórica-cultural:

            En el siglo XII, la economía de Europa Occidental siguió siendo agraria, apareciendo, en cambio, avances técnicos que transformaron el terreno social y político, destacando: la roturación de nuevas tierras, la mejora de los utensilios y la introducción del sistema de rotación trienal. Esto aumentó la productividad, apareciendo los excedentes y desarrollándose el comercio. Alrededor de castillos y abadías aparecieron ciudades y comenzó a surgir la moneda. Aparecieron rutas comerciales europeas con Oriente, viéndose esta expansión entorpecida por tres problemas: el escaso desarrollo de los transportes; la existencia de ladrones y piratas; y la oposición de la usura con la fe cristiana. Sin embargo, se dieron también innovadoras soluciones, creándose sociedades mercantiles, cheques, letras de cambio o seguros comerciales.

                Las ciudades o burgos ejercieron una importante influencia, apareciendo los burgueses, que alcanzaron un elevado poder económico. La labor de estos se vio favorecida por la creación de gremios y de instituciones representativas, que se sufragaban con impuestos y llegaron a formar milicias urbanas. La influencia de las ciudades fue tal que reyes y señores concedieron cartas de franquicia o fueros. En la Baja Edad Media, el papado y el Sacro Imperio siguieron enfrentados y aún más debilitados. La idea de Estado y de monarquía adquirió fuerza gracias al apoyo de las ciudades, adquiriendo el rey mayor importancia (en contra del sistema feudal) por la acuñación de la moneda, la hacienda que poseía y los impuestos. Destacó la recuperación del derecho romano.

                Sobre la crisis de la Baja Edad Media diremos que, las catástrofes climatológicas y el estancamiento de la roturación de nuevas tierras provocaron una crisis agraria con escasez de cereales y hambrunas que dieron lugar a un descenso demográfico y a epidemias. Además, destacó el gran belicismo existente en Europa.

Características generales de la arquitectura gótica:

            El arte gótico se inició a finales del siglo XII y concluyó a mediados del XVI. En este periodo el poder pasó de los señoríos y monasterios a las ciudades, donde la cultura se afianzó gracias a las universidades, muchas de las cuales estaban en manos laicas. Surgieron nuevas órdenes (órdenes mendicantes) y se instauró el humanismo, caracterizado por la practicidad, el naturalismo, la belleza física y la presencia de la luz. En la arquitectura del gótico sobresalen:

·         La ciudad gótica, estructurada en tres zonas: zona noble (con edificios oficiales), centro (donde estaba la plaza mayor) y zona con viviendas. Fuera del recinto urbano se disponían los hospitales, conventos y monasterios.

·         El ayuntamiento, desde donde el alcalde o regidor administraba la urbe. Tenía una estructura cuadrangular y dos pisos.

·         La lonja, que era un edificio público con función mercantil y comercial. Era rectangular y poseía un patio y una amplia sala con varias naves.

·         Los hospitales, los cuales contaban con largas naves y en sus extremos se disponía un altar.

·         La catedral. era el principal edificio, y constaba de diversas funciones: centro religioso, albergue del poder político, centro judicial, lugar para espectáculos y recreo, y lugar de enterramiento. Debía ser un espacio lleno de luz, que simbolizaba el triunfo de la religión. Destacó la aparición de elementos que dieron a esta construcción una mayor verticalidad y luminosidad, siendo estos el arco apuntado u ojival y la bóveda de crucería. Entre los elementos constructivos sobresalen: los amplios ventanales, los arbotantes, los pináculos, los contrafuertes o el estribo. La puerta de las catedrales presentó estas partes: arquivoltas, tímpano, parteluz y derrame. Podemos destacar también la planta de salón, que simboliza la reunión de los fieles, sobresaliendo también en la simbología tres principios: la altura (plasmaba la idea del triunfo de la vida), la luz (simboliza la inteligencia) y la utilidad (representa al hombre).

·         Los monasterios, que podían ser de tres tipos: de órdenes mendicantes (estas siguen un sistema de vida abierta, predicaban en la ciudad y destacan dominicos y franciscanos), de vida contemplativa (como los benedictinos, que eran frailes de clausura) y de la orden de los cartujos (centrados en la vida eremítica, aislada de la sociedad).

Etapas, evolución y obras más representativas:

            El gótico se inició en Francia, extendiéndose posteriormente por el resto de Europa. En general, destacan las siguientes etapas: protogótico (surgió a mediados del siglo XII y corresponde a la arquitectura cisterciense y a las primeras catedrales), etapa clásica (comenzó a finales del siglo XII y se desarrolló en el XIII, destacando la construcción de las grandes catedrales europeas), etapa del siglo XIV (destaca la mayor verticalidad y complejidad) y gótico flamígero (se desarrolló en el siglo XV y destacó por el empleo de formas suntuosas, con arcos conopiales y carpaneles y tracerías recargadas con arcos y motivos vegetales).

                En el gótico francés podemos distinguir todas estas etapas. La fase inicial se inició a mediados del siglo XII, con la reforma de la Orden del Císter, que fomentó la construcción de edificios más funcionales. La arquitectura se caracterizó por ser más utilitaria, sobria y por darse innovaciones constructivas. El nuevo estilo experimentó una rápida expansión, destacando el arco apuntado, la bóveda de crucería y el empleo de estos recursos: los muros sólidos de piedra, los soportes más simplificados y la decoración reducida. En este periodo se establecieron dos tipologías de plantas: el modelo de Claraval (con girola y capillas radiales) y el de la cabecera rectangular con una o tres capillas (como en Cîteaux). Tras el arte cisterciense inicial, se levantaron las primeras construcciones góticas de esta fase inicial, destacando la Abadía de Saint-Denis (construida a instancias del abad Suger) y las catedrales de Noyon, Laon y Senlis. La siguiente fase fue el gótico clásico francés y se inició con la catedral de Nuestra Señora de París, que ya presentaba características del pleno estilo gótico, con la fachada prototípica en H y las dos torres sin flecha (aguja). Durante este periodo del siglo XIII se reconstruyó la antigua catedral románica de Chartres y se iniciaron estas realizaciones: la catedral de Reims, la catedral de Amiens (de gran altura), las catedrales de Le Mans y de Bourges (ambas con grandes ventanales), y la Santa Capilla (destinada a guardar las reliquias traídas de Tierra Santa y cuyos muros son sustituidos por inmensas vidrieras). Durante el siglo XIV, las guerras impidieron la iniciación de nuevas construcciones, terminándose las obras de la etapa anterior. Respecto al gótico flamígero de Francia (siglo XV), diremos que se caracterizó por la exuberancia decorativa, manifestada en las recargadas tracerías y los arcos conopiales y carpaneles. Sobresalen las iglesias de la Magdalena de Troyes y de Saint-Quen de Rouen.

                El gótico italiano abarcó los siglos XIII y XIV y en él destacaron las influencias clásicas, con discrepancias con el gótico tradicional, como: la utilización del arco de medio punto, el empleo de muros decorados con pinturas en vez de vidrieras, la carencia de girola y arbotantes, la preferencia hacia la columna más que al pilar, el uso de mármoles de distintos colores (policromía) y la horizontalidad. Así, en el siglo XIII destacó la Basílica de Asís (con frescos de Giotto e iglesia subterránea) y, en el siglo XIV, sobresalieron las catedrales de Siena (con gabletes góticos) y Orvieto (con pinturas decorando la fachada). También en el siglo XIV se levantó la llamada excepción al gótico italiano: la catedral de Milán (caracterizada por los múltiples pináculos). En la arquitectura civil destacan los palacios urbanos, existiendo dos tipologías: el palacio veneciano (sin defensa y en pleno núcleo urbano, sobresaliendo el Palacio del Dux o el Ca d’Or de Venecia) y el palacio toscano (con aspecto de fortaleza, destacando la Señoría en Florencia, con una gran torre, o el Palacio Municipal de Siena).

                En el gótico de Inglaterra destaca una evolución con tres estilos: la “early architecture” o arquitectura gótica temprana (realizada en el siglo XIII, destacando las catedrales de Salisbury y de Wells), el “decorated style” o estilo ornamental (realizado en el siglo XIV, y caracterizo por sus tracerías y la bóveda de abanico, destacando la abadía de Gloucester) y el estilo perpendicular (realizado en el siglo XV, y caracterizado por los baquetones verticales, destacando las catedrales de York y de Canterbury).

            En el gótico alemán se siguen los principios franceses, caracterizándose por la planta de salón y la presencia de una única torre rematada con plementería calada. En el siglo XIII sobresale la iglesia de Santa Isabel de Marburg. En el siglo XIV destaca la gran catedral de Colonia y las catedrales de Estrasburgo, Friburgo y Ulm. En el siglo XV sobresale San Lorenzo de Núremberg. En los Países Bajos se siguen los principios alemanes y franceses, destacando construcciones religiosas (como la iglesia de Santa Gúdula) y edificios civiles, como casas (sobresalen ejemplos en la ciudad de Brujas) y lonjas (como las de Brujas e Ypres). Finalmente, sobre el gótico portugués diremos que, en el siglo XIII, destaca el Monasterio de Alcobaça y, en el siglo XIV, sobresale el Monasterio de Batalha. En el siglo XIV se creó el estilo nacional portugués: el manuelino, donde destacan las formas hispanoflamencas, los aires mudéjares, los temas decorativos sobre la navegación y la gran fastuosidad.

10.2. La escultura gótica

Introducción histórica-cultural:

            En el siglo XII, la economía de Europa Occidental siguió siendo agraria, apareciendo, en cambio, avances técnicos que transformaron el terreno social y político, destacando: la roturación de nuevas tierras, la mejora de los utensilios y la introducción del sistema de rotación trienal. Esto aumentó la productividad, apareciendo los excedentes y desarrollándose el comercio. Alrededor de castillos y abadías aparecieron ciudades y comenzó a surgir la moneda. Aparecieron rutas comerciales europeas con Oriente, viéndose esta expansión entorpecida por tres problemas: el escaso desarrollo de los transportes; la existencia de ladrones y piratas; y la oposición de la usura con la fe cristiana. Sin embargo, se dieron también innovadoras soluciones, creándose sociedades mercantiles, cheques, letras de cambio o seguros comerciales.

            Las ciudades o burgos ejercieron una importante influencia, apareciendo los burgueses, que alcanzaron un elevado poder económico. La labor de estos se vio favorecida por la creación de gremios y de instituciones representativas, que se sufragaban con impuestos y llegaron a formar milicias urbanas. La influencia de las ciudades fue tal que reyes y señores concedieron cartas de franquicia o fueros. En la Baja Edad Media, el papado y el Sacro Imperio siguieron enfrentados y aún más debilitados. La idea de Estado y de monarquía adquirió fuerza gracias al apoyo de las ciudades, adquiriendo el rey mayor importancia (en contra del sistema feudal) por la acuñación de la moneda, la hacienda que poseía y los impuestos. Destacó la recuperación del derecho romano.

            Sobre la crisis de la Baja Edad Media diremos que, las catástrofes climatológicas y el estancamiento de la roturación de nuevas tierras provocaron una crisis agraria con escasez de cereales y hambrunas que dieron lugar a un descenso demográfico y a epidemias. Además, destacó el gran belicismo existente en Europa.

Características generales de la escultura gótica:

            Podemos distinguir las siguientes características en la escultura gótica:

·         El ser humano es un elemento central de la escultura gótica.

·         Se busca captar la belleza física y los sentimientos del hombre.

·         Se da gran importancia al efecto que la obra puede causar a quien la contemple.

·         La temática divina del románico da paso a una temática humana.

·         La ubicación por excelencia de las esculturas siguieron siendo las portadas, por lo que estas continuaron supeditadas a la arquitectura.

·         También se esculpirán realizaciones en los tímpanos, en las arquivoltas, en las jambas y en el parteluz, utilizándose temas de santos, profetas o ángeles.

·         La búsqueda de una imagen humanizada de la divinidad dio paso a la representación de Cristo hombre y a temas de la vida de la Virgen.

·         La escultura gótica posee una apariencia naturalista, es decir, las figuras se representaban como aparecen en la naturaleza.

Etapas, evolución y obras más representativas:

            En la escultura gótica destacan varias etapas: fase inicial o protogótico (comienza a finales del siglo XII, y en ella se observa ya el humanismo y la búsqueda de belleza y serenidad), siglo XIII (la escultura se caracteriza por el idealismo y la solemnidad, y se representaban en las tres bandas en las que se dividía el tímpano o en forma de doseletes, pequeñas esculturas abovedadas que servían de apoyo a la superior y se situaban en las arquivoltas, las jambas, o el parteluz), siglo XIV (esta fue una etapa expresiva y realista en la que los tímpanos se dividían en múltiples registros y los temas eran del Nuevo Testamento) y siglo XV (las obras buscaban despertar la emoción de quien las contemplara, los tímpanos se estructuraban ahora de forma vertical y los doseletes y las peanas aparecen muy decorados con calados).

            Primeramente, podemos destacar el caso francés. En la estatua protogótica (siglo XII) francesa destacan representaciones en el pórtico real de la catedral de Chartres (es de finales del siglo XII y cuenta con tres tímpanos sobre la majestad de Cristo y los tetramorfos, sobre la Ascensión del Señor y sobre la vida de la Virgen, destacando también las estatuas columna aún rígidas de las jambas) y en la portada occidental de la catedral de Senlis (dedicada enteramente a la Virgen). En la etapa clásica (siglo XIII), destacan: la portada de la Virgen de la catedral de Notre Dame de París (posee un tímpano dividido en tres registros, captando los temas del Tránsito y la Coronación de la Virgen), la portada de la fachada occidental de la catedral de Amiens (posee tres tímpanos, destacando sobre todo el parteluz de la puerta central, donde aparece el “Beau Dieu” o “Bello Dios”, idealizado y solemne) y la catedral de Reims (alberga esculturas de inspiración del mundo clásico, como la “Anunciación” del llamado “maestro de la sonrisa”). En la escultura del siglo XIV destaca la búsqueda de expresión y los frecuentes temas de la Pasión, esculpiéndose pocas realizaciones por la Guerra de los Cien Años. En el siglo XV destacó la obra escultórica de Claus Sluter, que en la cartuja de Champmol unió realismo, fuerza expresiva y patetismo, destacando: el “Pozo de Moisés” (conjunto escultórico de realizaciones corpulentas en las que se representa a seis profetas) y el “Sepulcro de Felipe el Atrevido” (modelo muy copiado en el resto de Europa).

            En la escultura italiana del gótico destacó la influencia de la Antigüedad clásica. Al carecer las portadas de esculturas, estas se realizaron en los púlpitos. El centro escultórico del gótico italiano se dio en la Toscana, donde destacó la familia Pisano. El primero en sobresalir fue Nicola Pisano, autor del “Púlpito de la catedral de Pisa” (relieves con escenas del evangelio y una estética clasicista). Su estilo continuó con su hijo Giovanni Pisano, realizador del “Púlpito de la catedral de Pisa”, donde añadió la gracia y belleza de la escultura gótica francesa. Finalmente, los sucesores fueron Andrea y Nino Pisano.

            La escultura alemana a lo largo del siglo XIII se vio influida por el clasicismo francés, pero aplicado a una temática señorial, destacando “Escultura ecuestre del caballero” y “Margrave Ekkehard y su esposa”. En el siglo XIV, se extendió en Alemania la corriente expresiva, destacando las esculturas de las catedrales de Estrasburgo, Worms y Ulm. Ya en el siglo XV, la escultura se volvió más realista y emotiva, sobresaliendo dos escuelas: escuela de Núremberg (destacan las esculturas de madera de Veit Stoss, las obras en piedra de Adam Kraft y las de bronce de Pieter Vischer) y escuela de Wurzburgo (su principal representante fue Tilman Riemenschneider, que trabajó la madera y la piedra).

            En la escultura inglesa, las estatuas se colocaron generalmente en nichos abiertos en los muros. La producción se centró en monumentos funerarios (la “Tumba de Enrique IV”, en Canterbury, o la “Sepultura de Ricardo II”, en Westminster), destacando también los relieves de alabastro. La escultura en los Países Bajos siguió los modelos franceses (clasicismo en el siglo XIII y expresividad en el siglo XIV), haciéndose, en el siglo XV, subsidiaria del foco artístico de Dijon, donde destacó Claus Sluter. Finalmente, en la escultura portuguesa sobresalieron los sepulcros (como el “Sepulcro del rey Pedro I”, en Alcobaça) y las esculturas exentas de vírgenes, crucificados y santos.

10.3. La pintura gótica

Introducción histórica-cultural:

            En el siglo XII, la economía de Europa Occidental siguió siendo agraria, apareciendo, en cambio, avances técnicos que transformaron el terreno social y político, destacando: la roturación de nuevas tierras, la mejora de los utensilios y la introducción del sistema de rotación trienal. Esto aumentó la productividad, apareciendo los excedentes y desarrollándose el comercio. Alrededor de castillos y abadías aparecieron ciudades y comenzó a surgir la moneda. Aparecieron rutas comerciales europeas con Oriente, viéndose esta expansión entorpecida por tres problemas: el escaso desarrollo de los transportes; la existencia de ladrones y piratas; y la oposición de la usura con la fe cristiana. Sin embargo, se dieron también innovadoras soluciones, creándose sociedades mercantiles, cheques, letras de cambio o seguros comerciales.

            Las ciudades o burgos ejercieron una importante influencia, apareciendo los burgueses, que alcanzaron un elevado poder económico. La labor de estos se vio favorecida por la creación de gremios y de instituciones representativas, que se sufragaban con impuestos y llegaron a formar milicias urbanas. La influencia de las ciudades fue tal que reyes y señores concedieron cartas de franquicia o fueros. En la Baja Edad Media, el papado y el Sacro Imperio siguieron enfrentados y aún más debilitados. La idea de Estado y de monarquía adquirió fuerza gracias al apoyo de las ciudades, adquiriendo el rey mayor importancia (en contra del sistema feudal) por la acuñación de la moneda, la hacienda que poseía y los impuestos. Destacó la recuperación del derecho romano.

            Sobre la crisis de la Baja Edad Media diremos que, las catástrofes climatológicas y el estancamiento de la roturación de nuevas tierras provocaron una crisis agraria con escasez de cereales y hambrunas que dieron lugar a un descenso demográfico y a epidemias. Además, destacó el gran belicismo existente en Europa.

Características generales de la pintura gótica:

            Las principales características de la pintura gótica fueron:

·         Fue muy escasa la pintura mural, salvo en Italia, debido a que los muros del edificio gótico se cubrían casi siempre de ventanas.

·         Se impuso la pintura en tabla, con dípticos, trípticos y polípticos, y, a partir del siglo XV, destacó el retablo rígido, que consiste en múltiples tablas distribuidas en cuerpos horizontales y calles verticales encajadas en un marco apoyado sobre otro cuerpo inferior.

·         La técnica más utilizada fue la del temple, en la cual se usaba huevo como aglutinante.

·         A partir del siglo XV surgió el óleo, en el que el aglutinante era el aceite.

·         Así, la pintura gótica evolucionó en tres etapas: el gótico lineal o franco-gótico, el estilo ítalo-gótico, el estilo internacional y el estilo flamenco.

Etapas, evolución, autores y obras más representativas:

            Primeramente, destacó el gótico lineal o franco-gótico, que nació en Francia en el siglo XIII. Este se caracteriza por la importancia de las líneas del dibujo, por su cromatismo, por el naturalismo ingenuo y por la expresividad. En este estilo se enmarcan las grandes vidrieras y las miniaturas.

                Posteriormente, sobresalió el estilo ítalo-gótico del “Ducento” (siglo XIII), que surgió en Italia y se desarrolló en tres escuelas: la escuela de Roma (destacaron Torriti, que usaba el mosaico por influencia bizantina y destacó por la “Coronación” de Santa María la Mayor, y Pietro Cavallini, con pinturas del “Juicio Final” de la iglesia de Santa Cecilia), la escuela de la Toscana (se realizan Cristos crucificados sobre tabla, destacando Giunta Pisano con su “Crucificado de la Basílica de Asís”) y la escuela de Florencia (encabezada por Cenni Cimabue, realizador de la “Tabla de los Uffizi”, en la que se produce un alejamiento del estilo bizantino y un acercamiento a la expresividad).

                También destacado es el estilo ítalo-gótico del “Trecento” (siglo XIV), que tuvo dos grandes escuelas: la escuela de Siena (donde destacaron: Duccio Buoninsegna, iniciador de la escuela y realizador de la “Madonna Rucellai”, que posee aires bizantinos, y de la “Maestà de la catedral de Siena”; y Simone Martini, que creó un estilo lírico y elegante, sobresaliendo la “Maestà del Palacio Público de Siena” y la “Anunciación de los Uffizi”, en las que sobresale lo ornamental) y la escuela de Florencia. En esta última, el principal representante es Giotto, considerado iniciador de la pintura moderna debido a los al avance que proporciona el evidente carácter intelectual de su obra, destacando: la captación de la perspectiva, el estudio de la anatomía, la utilización de la luz y la obtención de una pintura naturalista. De él destacan diversos frescos, como los de la iglesia de la Arena, los de las capillas de la iglesia de la santa Croce o los de la Basílica de Asís.

                Del estilo internacional diremos que nació en Centroeuropa como consecuencia de la fusión del gótico francés con la pintura del “Trecento” italiano, siendo sus características la estilización de las figuras, la tendencia a las líneas curvas y la introducción de detalles simbólicos. Destacó la realización de miniaturas (donde sobresale Paul de Limbourg, autor de las “Muy ricas horas del duque de Berry”) y los pintores de tablas (como Melchor Broederlam).

                El estilo flamenco se inició en Flandes y en los Países Bajos en el siglo XV. En él se utilizó el aceite como aglutinante, creándose el óleo, que permite una mayor minuciosidad y detallismo, y logra una gama cromática más viva. Los pintores de este estilo fueron los llamados “primitivos flamencos”, que crearon nuevos géneros con luminosos paisajes o interiores familiares e íntimos.

                Destacan muchos autores entre los “primitivos flamencos”. En primer lugar, sobresalen los hermanos Hubert y Jan van Eyck, creadores de la escuela flamenca. Ambos trabajaron el “Políptico de San Bavón de Gante” (conocido como “Cordero místico”). Jan, por su parte, realizó obras como “El matrimonio Arnolfini” (retrato típico de la burguesía), la “Virgen del canciller Rolin”, la “Virgen del canónigo Van der Paele” y la “Lucca Madonna”, además de retratos de la nobleza flamenca. Por otra parte, tenemos al Maestro de Flemalle (identificado como Robert Campin), en cuyas obras destaca su sentido escultórico y los abundantes elementos alegóricos, sobresaliendo la “Tabla de Santa Bárbara”. Otro autor es Roger van der Weyden, que se distinguió por los temas patéticos (figuras doloridas, rostros enrojecidos y manos crispadas) y los fondos de oro lisos, sobresaliendo su “Descendimiento”, obra situada en el Museo del Prado en la que destaca el estudio psicológico de los personajes (palidez “mortal” de Cristo, palidez “desvanecida” de la Virgen o enrojecimiento de María Magdalena).

                En la segunda mitad del siglo XV destacaron artistas como: Dierick Bouts (caracterizado por el alargamiento de sus figuras y la importancia de la luz), Hans Memling (especializado en Vírgenes suaves y elegantes), Gerard David (pintaba Vírgenes con el Niño) y Hugo van der Goes (buscaba dinamismo expresivo). Finalmente, hablaremos de El Bosco, que fue el pintor más original debido a la mezcla de realidad y fantasía en sus obras. Destacan sus visiones infernales y los rasgos de humos de sus realizaciones, todo ello dentro de un patente simbolismo con el que se puede estar sugiriendo una crítica social, una lección moralizante o, incluso, una plasmación de la doctrina adamítica (secta que practicaba el nudismo, defendía la unión libre y negaba el pecado carnal). Entre sus obras destacan “El carro de heno” y “El jardín de las Delicias” (formado por tres partes, “Creación”, “Mundo” e “Infierno”, llenas de símbolos).

11. EL ARTE GÓTICO EN ESPAÑA

11.1. La arquitectura gótica en España

Introducción histórica-cultural:

            Entre los reinos hispánicos de la Baja Edad Media destacaron: el reino de Navarra, Castilla y León, y la Corona de Aragón. El de Navarra fue un reino de gran importancia que perdió su salida al mar en 1200, firmó el fuero antiguo (1238), destacó por la creación de unas Cortes representativas, y fue invadido definitivamente por Fernando el Católico (1512). Castilla y León destacaron por su lucha contra el islam, sobresaliendo la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Su definitiva unión fue en 1230 y permitió que Fernando III el Santo conquistara Sevilla (1248). Con Alfonso X el Sabio, los mudéjares fueron expulsados y, tras el reinado de Alfonso XI, resurgieron los problemas entre la monarquía y la nobleza, subió al poder Enrique II de Trastámara. Posteriormente, el conflicto resurgió con Juan II y con Enrique IV, tras cuya muerte estalló una guerra civil, que terminó con la entronización de Isabel la Católica. El reino de Aragón y los condados catalanes fueron unidos por Ramón Berenguer IV. Jaime I el Conquistador tomó Valencia y las Baleares, y Pedro III se hizo con Sicilia. La corona tuvo problemas para mantener su autoridad frente a la nobleza, creándose unas instituciones propias de cada territorio. El reino incorporó parte de Murcia y la expansión por el Mediterráneo tuvo su auge comercial con Pedro IV, llegando también la peste negra y produciéndose la revuelta de los payeses de remensa. Tras morir Martín I, el problema sucesorio se zanjó con el Compromiso de Caspe, en el que se entronizó a Fernando I de Trastámara. Alfonso V sufrió problemas con la burguesía catalana que desembocaron en una guerra civil, tras la cual subió al trono Fernando II el Católico.

            En 1492, se tomó Granada, continuando, durante un tiempo, la convivencia de las culturas cristiana, judía e islámica. En relación a la sociedad, diremos que fue estamental, centrándose Castila en la ganadería y Aragón en la agricultura y la ganadería. El desarrollo de las ciudades fomentó el comercio exterior, que Castilla llevó a cabo con Flandes e Italia y Aragón con el Mediterráneo oriental, Italia y el norte de África. En el ámbito cultural creció el uso de las lenguas romances y nacieron las primeras universidades. La reforma cisterciense y las órdenes mendicantes tomaron fuerza en la Península.

Características generales de la arquitectura gótica en España:

            Las características de la arquitectura gótica en España fueron las siguientes:

·         La influencia de las catedrales francesas, lo cual hizo que este edificio tuviera gran importancia como centro de la vida urbana

·         El empleo de los grandes avances arquitectónicos surgidos en las abadías cistercienses, como fueron el arco apuntado y la bóveda de crucería, elementos que dieron gran verticalidad y altura a las construcciones y que permitieron la apertura de grandes vanos que se cubrieron con vidrieras.

·         Entre los elementos constructivos sobresalen: los amplios ventanales, los arbotantes, los pináculos, los contrafuertes o el estribo.

·         La puerta de las catedrales presentó las siguientes partes: arquivoltas, tímpano, parteluz y derrame.

·         Podemos destacar también la planta de salón, que simboliza la reunión de los fieles, sobresaliendo también en la simbología tres principios: la altura (plasmaba la idea del triunfo de la vida), la luz (simboliza la inteligencia) y la utilidad (representa al hombre).

·         En España, fueron cuatro las etapas de evolución de la arquitectura gótica.

Etapas, evolución y obras más representativas:

            Las cuatro etapas de la arquitectura gótica española fueron: el protogótico, el gótico clásico, el siglo XIV y el siglo XV.

            El protogótico o gótico inicial comenzó a mediados del siglo XII con la construcción de los grandes monasterios cistercienses, para cuya construcción se emplearon dos modelos: el modelo de Claraval (caracterizado por una cabecera con gran girola y con capillas radiales, destacando los monasterios de Veruela, Fitero, Poblet, Osera, Gradefes, y Moreruela) y el modelo de Cîteaux (caracterizado por una cabecera rectangular con una o tres capillas, destacando los monasterios de La Oliva, Santes Creus, Meira, Oya, Las Huelgas y Santa María de la Huerta). Las principales catedrales construidas en este periodo fueron: la catedral de Ávila (construida por el maestro Fruchel y con doble girola y bóveda sexpartita), la catedral de Tarragona (con cabecera sin girola), la catedral de Cuenca y la catedral de Lleida (con influencias de los monasterios catalanes).

            En el gótico clásico (siglo XIII) se levantaron las tres grandes catedrales castellanas: la catedral de Burgos (iniciada en 1221 por el Maestro de las Huelgas, que fue sustituido por el maestro Enrique, el cual implantó el modelo de Reims), la catedral de Toledo (iniciada en 1226 por el maestro Martín, que trazó una catedral con cinco naves, doble girola y capillas radiales, y fue sustituido por Petrus Petri, que añadió capillas laterales y un triforio) y la catedral de León (iniciada en 1254 por el maestro Enrique, que siguió el modelo de Reims).

            El gótico del siglo XIV se caracterizó por la mayor verticalidad, los arcos más apuntados, la multiplicación de los nervios secundarios en las bóvedas y el empleo de trifolios en las tracerías. Este fue el gótico mediterráneo, por levantarse en esta época las grandes catedrales catalanas y levantinas: la catedral de Barcelona (iniciada en 1298 por Beltrán Riquer, sustituido por Jaime Fabré, que concibió una catedral con planta de salón, tres naves, girola y capillas laterales), la catedral de Girona (iniciada en 1312 por el maestro Enrique, sustituido por Jacques Favran y este por Pere ça Coma, que decidió hacer la catedral con una sola nave, ejecutada por Guillermo Bofill) y la catedral de Palma de Mallorca (iniciada en 1346 y que cuenta con una planta de salón de tres naves, careciendo de girola y caracterizándose por su gran número de contrafuertes y arbotantes). En este siglo, también destacó la arquitectura civil, con realizaciones como: las Atarazanas (los astilleros), los Salones del Ciento o el Salón del Tinell.

            El siglo XV fue el más fecundo de la arquitectura gótica española, destacando focos en Castilla y en Aragón. En el foco de Castilla, se inició, en 1402, la catedral de Sevilla: un grandioso templo de cinco naves rematadas por una cabecera plana. A finales del siglo se introdujo el gótico flamígero, que se fundió con formas locales dando lugar al estilo hispanoflamenco. Dentro de este estilo, en el foco de Toledo destacaron estos autores: Hanequin de Bruselas (que construyó la capilla de don Álvaro de Luna y la puerta de los Leones de la catedral), Juan Guas (realizador del convento de San Juan de los Reyes y del Palacio del Infantado, primer palacio urbano en España) y los hermanos Enrique y Antón Egas (creadores de la tipología de hospital con planta de cruz y autores de los hospitales de Santa Cruz, Santiago y Granada). En el foco de Burgos destacaron: Juan de Colonia (realizador de las agujas de la plementería calada de la catedral) y Simón de Colonia (autor que creó un estilo nacional fusionando el gótico flamígero y el mudéjar y que realizó la capilla del Condestable, y las fachadas de San Pablo y San Gregorio, en Valladolid). Por otra parte, en la Corona de Aragón destacó la construcción de lonjas, sobresaliendo las de Palma de Mallorca (realizada por Guillermo de Sagrera, y caracterizada por sus columnas funiculares o retorcidas) y Valencia (debida a Pedro Compte). Las catedrales realizadas a finales del siglo fueron las de: Palencia, Segovia (realizada por Rodrigo Gil de Hontañón) y la catedral gótica de Salamanca (dirigida por Juan Gil de Hontañón).

11.2. La escultura gótica en España

Introducción histórica-cultural:

            Entre los reinos hispánicos de la Baja Edad Media destacaron: el reino de Navarra, Castilla y León, y la Corona de Aragón. El de Navarra fue un reino de gran importancia que perdió su salida al mar en 1200, firmó el fuero antiguo (1238), destacó por la creación de unas Cortes representativas, y fue invadido definitivamente por Fernando el Católico (1512). Castilla y León destacaron por su lucha contra el islam, sobresaliendo la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Su definitiva unión fue en 1230 y permitió que Fernando III el Santo conquistara Sevilla (1248). Con Alfonso X el Sabio, los mudéjares fueron expulsados y, tras el reinado de Alfonso XI, resurgieron los problemas entre la monarquía y la nobleza, subió al poder Enrique II de Trastámara. Posteriormente, el conflicto resurgió con Juan II y con Enrique IV, tras cuya muerte estalló una guerra civil, que terminó con la entronización de Isabel la Católica. El reino de Aragón y los condados catalanes fueron unidos por Ramón Berenguer IV. Jaime I el Conquistador tomó Valencia y las Baleares, y Pedro III se hizo con Sicilia. La corona tuvo problemas para mantener su autoridad frente a la nobleza, creándose unas instituciones propias de cada territorio. El reino incorporó parte de Murcia y la expansión por el Mediterráneo tuvo su auge comercial con Pedro IV, llegando también la peste negra y produciéndose la revuelta de los payeses de remensa. Tras morir Martín I, el problema sucesorio se zanjó con el Compromiso de Caspe, en el que se entronizó a Fernando I de Trastámara. Alfonso V sufrió problemas con la burguesía catalana que desembocaron en una guerra civil, tras la cual subió al trono Fernando II el Católico.

            En 1492, se tomó Granada, continuando, durante un tiempo, la convivencia de las culturas cristiana, judía e islámica. En relación a la sociedad, diremos que fue estamental, centrándose Castila en la ganadería y Aragón en la agricultura y la ganadería. El desarrollo de las ciudades fomentó el comercio exterior, que Castilla llevó a cabo con Flandes e Italia y Aragón con el Mediterráneo oriental, Italia y el norte de África. En el ámbito cultural creció el uso de las lenguas romances y nacieron las primeras universidades. La reforma cisterciense y las órdenes mendicantes tomaron fuerza en la Península.

Características generales de la escultura gótica en España:

            Podemos distinguir las siguientes características en la escultura gótica en España:

·         El ser humano es un elemento central de la escultura gótica.

·         Se busca captar la belleza física y los sentimientos del hombre.

·         Se da gran importancia al efecto que la obra puede causar a quien la contemple.

·         La temática de la escultura gótica en España es religiosa y también funeraria.

·         La ubicación por excelencia de las esculturas siguieron siendo las portadas, por lo que estas continuaron supeditadas a la arquitectura.

·         También se esculpirán realizaciones en los tímpanos, en las arquivoltas, en las jambas y en el parteluz, utilizándose temas de santos, profetas o ángeles.

·         La búsqueda de una imagen humanizada de la divinidad dio paso a la representación de Cristo hombre y a temas de la vida de la Virgen.

·         La escultura gótica posee una apariencia naturalista, es decir, las figuras se representaban como aparecen en la naturaleza.

Etapas, evolución y obras más representativas:

            Las cuatro etapas de la escultura gótica española fueron: el protogótico, el gótico clásico, el siglo XIV y el siglo XV.

            En el protogótico, el principal exponente escultórico fue el pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela, realizado entre 1188 y 1211 por el maestro Mateo y caracterizado por su gran naturalismo, por la captación del sentimiento en los rostros, por su búsqueda de realismo y por la plasmación de una belleza serena e idealizada. El pórtico está lleno de un simbolismo propio del románico y se divide en tres puertas: arco derecho (se presenta la iglesia de los paganos o gentiles), arco izquierdo (plasma escenas del Antiguo Testamento para mostrar la iglesia de los judíos) y tímpano central (se muestra a la verdadera Iglesia, presidida por Cristo, y destacando en el parteluz la representación del apóstol Santiago y en las jambas la representación de profetas y apóstoles). Así, vemos que esta obra, que en su origen estuvo policromada, a pesar de que presenta temática románica, se inscribe dentro de los inicios del gótico.

            La escultura del gótico clásico (siglo XIII) se inició en Castilla, por influencia francesa, en torno a las catedrales de Burgos y León, caracterizándose por los tímpanos divididos en tres bandas, el idealismo y la presencia de doseletes en jambas, arquivoltas y parteluz. En Burgos destacaron tres portadas: puerta del Sarmental (se plasma al Pantocrátor rodeado por los tetramorfos, y con los apóstoles esculpidos en el dintel y el obispo San Inocencia en el parteluz), puerta de los Apóstoles (se representa en el tímpano el Juicio Final) y portada del Claustro (se plasma en el tímpano el Bautismo de Cristo y en la jamba izquierda la Anunciación, en alusión al maestro de la sonrisa de Reims). Por otro lado, en León destacaron tres maestros de nombre desconocido: primer maestro (esculpió el tímpano del brazo derecho del transepto, dividido en tres franjas en las que se habla de San Froilán, y el tímpano del Juicio Final), segundo maestro (trabajó la portada meridional, realizando las esculturas de la Epifanía) y tercer maestro (es autor de la “Virgen Blanca” del parteluz de la portada central y de las representaciones de la Virgen y San Juan que hay en el tímpano del Juicio Final).

            El siglo XIV constituyó la llamada etapa expresiva, destacando representaciones en: Castilla (destacó la portada del Reloj de la catedral de Toledo, con un tímpano dividido en múltiples registros, y la llamada escuela alabesa, representada por la portada de la catedral de Vitoria) y Aragón (sobresalió la influencia italiana, destacando Jaume Cascalls con “San Carlomagno” y Pere Moragues con el “Sepulcro del arzobispo Fernández de Luna”).

            En el siglo XV distinguimos obras en Navarra, Aragón y castilla. En Navarra sobresalió la influencia de Borgoña, con autores como Janin de Lome que realizó el “Sepulcro de Carlos el Noble y su esposa Leonor de Castilla”. En la Corona de Aragón, sobresalieron tres autores: Guillermo de Sagrera (autor de la escultura de “San Pedro” de la puerta del Mirador de la catedral de Palma de Mallorca, y el “Ángel” de la portada de la Lonja de Palma), Pere Joan (autor del “San Jorge” del Palacio de la Generalitat de Barcelona) y Hans de Suabia (que realizó el retablo de la seo de Zaragoza, dividido en tres franjas). En Castilla, destacaron autores en: Toledo (sobresalieron Egas Cueman con las esculturas de la puerta de los Leones; Sebastián de Toledo con los sepulcros de don Álvaro de Luna y su esposa y con el “Doncel de Sigüenza”, obra maestra en la que el personaje muestra una indolente postura y una acentuada melancolía; y Rodrigo Alemán autor de los relieves de la sillería del coro de la catedral, con escenas de la guerra de Granada), Burgos (destacó Gil de Siloé, maestro escultor que realizó obras como: el retablo de la cartuja de Miraflores, se plasma el tema de la Crucifixión con gran riqueza y decoración profusa y policromada; y el sepulcro de Juan II y su esposa Isabel de Portugal) y Sevilla (donde destacó Lorenzo Mercadante con el sepulcro del cardenal Cervantes).

11.3. La pintura gótica en España

Introducción histórica-cultural:

            Entre los reinos hispánicos de la Baja Edad Media destacaron: el reino de Navarra, Castilla y León, y la Corona de Aragón. El de Navarra fue un reino de gran importancia que perdió su salida al mar en 1200, firmó el fuero antiguo (1238), destacó por la creación de unas Cortes representativas, y fue invadido definitivamente por Fernando el Católico (1512). Castilla y León destacaron por su lucha contra el islam, sobresaliendo la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Su definitiva unión fue en 1230 y permitió que Fernando III el Santo conquistara Sevilla (1248). Con Alfonso X el Sabio, los mudéjares fueron expulsados y, tras el reinado de Alfonso XI, resurgieron los problemas entre la monarquía y la nobleza, subió al poder Enrique II de Trastámara. Posteriormente, el conflicto resurgió con Juan II y con Enrique IV, tras cuya muerte estalló una guerra civil, que terminó con la entronización de Isabel la Católica. El reino de Aragón y los condados catalanes fueron unidos por Ramón Berenguer IV. Jaime I el Conquistador tomó Valencia y las Baleares, y Pedro III se hizo con Sicilia. La corona tuvo problemas para mantener su autoridad frente a la nobleza, creándose unas instituciones propias de cada territorio. El reino incorporó parte de Murcia y la expansión por el Mediterráneo tuvo su auge comercial con Pedro IV, llegando también la peste negra y produciéndose la revuelta de los payeses de remensa. Tras morir Martín I, el problema sucesorio se zanjó con el Compromiso de Caspe, en el que se entronizó a Fernando I de Trastámara. Alfonso V sufrió problemas con la burguesía catalana que desembocaron en una guerra civil, tras la cual subió al trono Fernando II el Católico.

            En 1492, se tomó Granada, continuando, durante un tiempo, la convivencia de las culturas cristiana, judía e islámica. En relación a la sociedad, diremos que fue estamental, centrándose Castila en la ganadería y Aragón en la agricultura y la ganadería. El desarrollo de las ciudades fomentó el comercio exterior, que Castilla llevó a cabo con Flandes e Italia y Aragón con el Mediterráneo oriental, Italia y el norte de África. En el ámbito cultural creció el uso de las lenguas romances y nacieron las primeras universidades. La reforma cisterciense y las órdenes mendicantes tomaron fuerza en la Península.        

Características generales de la pintura gótica en España:

            Las principales características de la pintura gótica en España fueron:

·         En toda Europa, fue muy escasa la pintura mural, salvo en Italia, debido a que los muros del edificio gótico se cubrían casi siempre de ventanas.

·         Se impuso la pintura en tabla, con dípticos, trípticos y polípticos, y, a partir del siglo XV, destacó el retablo rígido, que consiste en múltiples tablas distribuidas en cuerpos horizontales y calles verticales encajadas en un marco apoyado sobre otro cuerpo inferior.

·         La técnica más utilizada fue la del temple, en la cual se usaba huevo como aglutinante.

·         A partir del siglo XV surgió el óleo, en el que el aglutinante era el aceite.

·         Así, la pintura gótica evolucionó en tres etapas: el gótico lineal o franco-gótico, el estilo ítalo-gótico, el estilo internacional y el estilo flamenco.

Etapas, evolución y obras más representativas:

            Son cuatro las etapas de la pintura gótica en España: el gótico lineal o franco-gótico, el ítalo-gótico, el estilo internacional y el estilo flamenco.

            En el gótico lineal o franco-gótico (siglo XIII) se realizaron los primeros retablos en los que la calle central se dedicaba al santo titular y las laterales a escenas relativas a su vida, destacando el “Retablo de San Cristóbal”. Este estilo se caracterizó por la importancia de las líneas del dibujo, por su cromatismo, por el naturalismo ingenuo y por la expresividad.

            El estilo ítalo-gótico (siglo XIV) se desarrolló a través de una serie de pintores italianos que trabajaron en España, destacando: Ferres Bassa (que estuvo influido por la Escuela de Siena de Duccio y Simone Martini, y también por la Escuela florentina de Giotto), Ramón Destorrents (autor de “Santa Ana con la Virgen Niña”) y los hermanos Jaime y Pedro Serra (que realizaron tipos de pequeño tamaño, estilizados, de ojos rasgados y boca abierta, y de cierto aire oriental).

            En el estilo internacional destacaron realizadores en: Cataluña (donde sobresalieron Luis Borrasá, autor del “Retablo de Santa Clara”, y Bernardo Martorell, autor del “Retablo de San Jorge”), Aragón (donde destacó Marzal de Sax con otro “Retablo de San Jorge”) y Castilla (donde sobresalieron Nicolás Francés, autor del retablo de la Bañeza, y Nicolás y Dello Delli, que pintaron la bóveda y el retablo mayor de la catedral vieja de Salamanca).

            En el estilo flamenco (siglo XV), destacaron escuelas en Cataluña, Aragón y Castilla. En Cataluña sobresalieron: Luis Dalmau (quien, influenciado por Jan van Eyck, realizó la “Virgen de los Concellers”) y Jaime Huguet (que fue el pintor más representativo del estilo hispanoflamenco, caracterizado por la elegancia y el sentimiento melancólico que imprimía a sus figuras, destacando el “Retablo de los santos Abdón y Senén”, en Santa María de Terrassa). En Aragón, el autor más representativo fue Bartolomé Bermejo, en cuya pintura destacan las figuras monumentales y los fuertes personajes que producían una sensación de masa y energía, destacando su gran profusión de dorados en obras como “Santo Domingo de Silos”. Por último, en Castilla sobresalió Fernando Gallego, que renunció a los fondos dorados y dio entrada al paisaje en sus obras, destacando su “Piedad”, que se conserve en el Museo del Prado y en la que, conforme a los modelos de Roger van der Weyden, la Virgen se abraza a Cristo en un gesto de alto dramatismo.

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